El problema de las consultas telemáticas en Atención Primaria

  • Andrea Jiménez

  • Noticias
El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados. El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados.

Con la llegada de la pandemia asistimos a un acelerado proceso de transformación digital que impactó en muchos ámbitos, incluyendo a la atención primaria. Las medidas tomadas para mitigar los contagios por la COVID-19, además de obligar al cierre de muchos centros de salud, supusieron un cambio organizativo en la atención y desempeño de la medicina, sobre todo en la comunitaria. Como efecto colateral del escenario pandémico, la atención presencial fue sustituida en la mayoría de los casos por la telemedicina. 

“Si antes de la pandemia las consultas telefónicas eran un 2,5 %, salvo algunos casos, en el último año y medio llegaron prácticamente al 100 %”, señala Enrique Revilla, que trabajó durante más de 30 años como médico de familia en un centro de Salud de Getafe y que ahora ocupa el cargo de vicepresidente en Medicus Mundi, una de las más de 50 organizaciones que a principios de noviembre firmaron un manifiesto para defender la Atención Primaria y reivindicar, entre otros aspectos, que se priorizasen consultas presenciales en los centros de salud una vez pasados los peores momentos de la pandemia.

“La consulta telefónica es una herramienta muy útil y que puede hacer al paciente la vida muy cómoda, pero que sirve para casos concretos, como realizar consultas rápidas y examinar síntomas mínimos. Por ejemplo, resulta muy beneficioso para cuando un joven pide una analítica a su médico de cabecera. Con una llamada se le puede explicar al paciente los resultados de la analítica”, explica Javier Sanz García, especialista en medicina familiar y comunitaria y coordinador de nuevas tecnologías a nivel nacional de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) SEMERGEN.

“Dada la situación, la posibilidad de poder apoyar de forma telemática era una oportunidad enorme. Por desgracia, durante lo peor de la pandemia apenas unos treinta casos fueron habilitados para ello en la Comunidad de Madrid, y consistían fundamentalmente en habilitar puestos de informática y atención telefónica”, expresa Angela Hernández, vicesecretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS). Para la experta, “es una herramienta que bien utilizada puede tener su lugar y utilidad, pero no sustituyendo la presencialidad, sino complementándola. La ventaja de esta alternativa es que evita el desplazamiento del paciente al centro y que puede usarse como teletrabajo en casos seleccionados. Pero su problema radica en exigir una dotación de herramientas de trabajo telemático que en la actualidad carecemos en la mayoría de los centros sanitarios y que nos imposibilitan ser eficaces con este tipo de consultas. Por otro lado, si se usa para tapar la falta de médicos y facultativos en atención primaria, desde luego sirve”, afirma de manera rotunda.

Las consecuencias de suspender la atención presencial 

Los expertos coinciden en que las peores consecuencias por la falta de atención presencial las han sufrido, sobre todo, aquellos pacientes con patologías quirúrgicas y sin atención que se han ido agravando, como cataratas sin operar que han ido evolucionando o hernias que se han vuelto más complejas. También ha afectado al retraso en los diagnósticos graves: el suspenso de la actividad normal del sistema sanitario causó, por ejemplo, una disminución enorme en el uso de las pruebas de detección del cáncer. Como advertía un informe del Comité de ética asistencial de Atención Primaria de Bizkaia (CEAAPB) publicado en diciembre del 2020, con las teleconsultas estaba aumentado el riesgo de no detectar problemas de salud mental en atención primaria. Por otro lado, tal como señala Sanz a Univadis España, “Hay muchos pacientes, como aquellos con trastornos psiquiátricos, que tienen fobia de ir a los centros de salud, y una llamada de su médico puede ayudarle mucho”.

La preocupación de los profesionales del sistema de salud se centra en que, a medida que la situación epidemiológica de la COVID-19 mejora, la atención presencial no se está retomando en los centros. “Después de un año y medio no hemos podido recuperar la atención previa que dábamos y que ha estado muy limitada. A través del teléfono no hemos podido hacer la revisión de aquellos pacientes crónicos como diabéticos, hipertensos, con hipotiroidismo o con problemas respiratorios…”, lamenta Revilla.

Para Marciano Sánchez Bayle, vocal de la Federación de asociaciones de profesionales y ciudadanía interesados en defensa y mejora de la Sanidad Pública (FADSP), la atención telemática que el sistema ha instaurado tiene dos problemas principales. “El primero es que hay algunas consultas que no se pueden hacer por teléfono, como explorar a un paciente o llevar a cabo un electrocardiograma. Por otro lado, según el contexto actual, esta modalidad crea muchas desigualdades. Al final, las personas más jóvenes y más adaptadas a las tecnologías son las que pueden beneficiarse de ello, y las personas mayores y más pobres, que son las que más necesitan atención médica y al sistema sanitario, tienen que enfrentar muchísimas barreras”. Opinión que comparte el vicepresidente de Medicus Mundi, cuyos pacientes normalmente son personas de la tercera edad, “la atención telefónica ha supuesto una ventaja para muchos pacientes, pero también una limitación para gente vulnerable sin acceso a los medios electrónicos”, manifiesta. 

“Hay que entender a quién va dirigida la consulta telemática, que al final es una herramienta más y que no beneficia a todos los pacientes. Yo ahora, por ejemplo, estoy llevando a cabo 12 consultas telemáticas y 26 presenciales diarias”, aclara Sanz.

Para Sánchez, uno de los inconvenientes que la situación del sistema sanitario actual ha puesto en evidencia es “que tenemos un problema gravísimo de atención a la ciudadanía. Hay gente con muchas dificultades para conseguir atención presencial en un tiempo razonable, que no debería superar las 48 horas”, denuncia.

En opinión de Hernández, la causa de la mala accesibilidad de la población a la sanidad concretamente en la Comunidad de Madrid reside en que “existe una carencia de más del 24 % de la plantilla de médicos de familia y más del 27 % de pediatras en atención primaria, lo que produce una sobrecarga en el resto de sanitarios, con la consecuencia final de que la asistencia no sea como debería ser”.

Cómo influyen las consultas telemáticas en la relación médico paciente

Otro de los puntos del informe de la CEAAPB advertía de los beneficios y desventajas de esta nueva vía de relación asistencial: “teniendo en cuenta que la valoración clínica va más allá que lo biológico, sin proximidad, la posibilidad de una buena valoración global del paciente, que incluya lo emocional y social, se ve muy afectada. Aumenta el riesgo de centrarse en lo biomédico, empeorando la calidad de la atención; ello se agrava cuando el profesional no conoce a la persona con quien se entrevista telefónicamente. Y aumenta la dificultad para detectar consultas de alta carga emocional o consultas sagradas; el profesional que no las intuya no será capaz de realizar el necesario acompañamiento que conllevan”.

“En los casos de aquellos pacientes que conocíamos bien, hemos podido atenderlos por teléfono sin problemas. Pero los casos nuevos nos producían ansiedad a los médicos y muchas dificultades, así como una tremenda incertidumbre a la hora de tratar al paciente”, confiesa el vicepresidente de Médico Mundi. Un problema que se resolvería, de acuerdo con Angela, “si el sistema telemático es desarrollado y valorado por cada especialidad e incluso por cada servicio según sus posibilidades técnicas y características del centro”.

Ante la propuesta de teletrabajo emitida por la Consejería de la Comunidad de Madrid, pendiente todavía de desarrollar e implementar, la responsable de la AMYTS declara que “si bien hay un volumen de consultas, como el seguimiento en algunos casos o la comunicación de resultados y pruebas, que podrían beneficiarse de la vía telemática, en ningún caso ésta podría sustituir por completo a la atención presencial”. “Las llamadas telefónicas ni van a resolver el problema de las listas de espera ni van a mejorar la atención primaria. Los pacientes que atiendo, por ejemplo, van a seguir presentando los mismos problemas de accesibilidad. Lo que en realidad se necesita es dotar al sistema de más recursos, más personal, y mejor pagado, y recuperar en gran porcentaje la atención presencial”, añade Revilla. Según el responsable nacional de TIC SEMERGEN, el problema que de forma urgente debemos solucionar es el de la comunicación. Nos faltan campañas en torno a la atención telemática, para qué sirven, cuándo utilizarlas, que estén dirigidas a la población”, asegura.