El Pingüino de Gotham City: la piel del villano

  • Dra. Zaira Dennis Chávez López

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados. El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados.

La historia de Oswald Cobblepot, conocido como el Pingüino, es descrita desde su nacimiento, un neonato con una nariz "en forma de pico" que horrorizó a su padre y hermanos mayores, quienes se burlaron de él por su apariencia y fueron los primeros en compararlo con un pingüino.[1]

Oswald es uno de los villanos más conocidos de Batman, frecuentemente mostrado con aspectos físicos característicos entre los cuales se destacan una nariz de base ancha, plana y puntiaguda, una cara con múltiples cicatrices, cuello ancho, tórax amplio y estatura baja. Algunos de estos rasgos físicos bien podrían describir el aspecto de una persona con síndrome de Noonan, un trastorno autosómico dominante clínica y genéticamente heterogéneo. Las características clásicas incluyen baja estatura, cardiopatía congénita y ciertos rasgos faciales (nariz pronunciada, ojos separados, frente prominente, entre otros).[2]

Generalmente los villanos de las historias son fáciles de reconocer, ya que a menudo son diferentes: pueden ser muy altos o muy pequeños, muy pálidos o muy oscuros, con cicatrices, mutilados, deformados, entre otros. En la narración visual, como sucede en películas, cómics y cuentos, verse diferente es un indicador de que el personaje es moralmente defectuoso o conflictivo.

Las perspectivas evolutivas sugieren que las apariencias que se desvían de la norma indican una mala salud y amenazas potenciales.[3]

¿Cómo nos presentan a los villanos?

En muchas historias famosas se describen villanos con marcas notables, por ejemplo, Scar (El Rey León) el tío malvado con una gran cicatriz sobre su ojo izquierdo; a varios villanos en las películas de James Bond, como Le Chiffre, Ernst Stavro y Emilio Largo, les falta un ojo o tienen una cicatriz facial; Freddy Krueger (Pesadilla en la calle Elm) tiene quemaduras de tercer grado y múltiples cicatrices. Incluso la transición de Anakin Skywalker en Darth Vader (La guerra de las galaxias) está marcada por su desfiguración física.

Por definición, ser diferente se define en relación a una norma estadística, ya sea que la diferencia sea el tamaño corporal, el color de la piel, el sexo, el género, discapacidades físicas visibles o anomalías faciales. En contraste, las personas cuyo aspecto físico se aproxima al promedio estadístico son considerados atractivos y moralmente buenos. Este sesgo ha sido acuñado como el estereotipo "lo que es bello, es bueno".[4]

No a los estereotipos

La literatura sobre estereotipos proporciona una amplia evidencia del juicio y trato diferencial de personas consideradas atractivas frente a personas consideradas no atractivas, pero no indica si es una ventaja o una desventaja, sin embargo, en la mayoría de los casos en la vida real, la falta de atractivo se reporta como una desventaja, consistente con el sesgo de negatividad.[5]

Los rasgos faciales que la sociedad juzga como "ideales" se aproximan al promedio estadístico de la población de rostros a los que más estamos expuestos en los medios de comunicación y automáticamente los consideramos "más bellos". Divergir del promedio considerado no solo tiene implicaciones en el atractivo, frecuentemente asociamos las caras con anomalías con un pobre carácter y rasgos de personalidad negativos como la desconfianza y la falta de competencia.[6]

Ramsey y sus colaboradores realizaron un estudio donde un experimentador adulto leyó a niños de entre 3 a 7 años de edad ocho historias diferentes en las que un niño narrador se encontraba con dos personajes que variaban en el nivel de atractivo y mostraban rasgos positivos o negativos consistentes o inconsistentes con el estereotipo de "la belleza es buena".

Después de la historia el experimentador mostró a cada niño una fotografía de los rostros de los dos personajes y pidió al niño que señalara al personaje que mostraba el rasgo positivo. En el experimento 1 los niños cometieron más errores al identificar personajes femeninos con rasgos inconsistentes con el estereotipo, pero hicieron exactamente lo contrario con los personajes masculinos. El experimento 2 replicó los hallazgos con personajes femeninos, pero no encontró diferencias en los errores con personajes masculinos. Los resultados de este estudio muestran una mayor asociación del sesgo "la belleza es buena" con los personajes del sexo femenino.

Los estereotipos tienen consecuencias directas en vida de las personas. Los individuos considerados atractivos obtienen una gran cantidad de ventajas sociales, las cuales constituyen una evidencia conductual abrumadora en relación a las desventajas de no aproximarse al estándar de belleza establecido.[6,7,8]

Las personas con discapacidades o enfermedades evidentes podrían enfrentarse a una pobre calidad de vida, no solo por su padecimiento en sí, sino también por el rechazo de la sociedad, lo cual podría impedir realizar conexiones emocionales con otros individuos, incentivando el aislamiento, la agresividad y la depresión, incluso estas emociones tienen impacto adverso importante en el curso de enfermedades reactivas al estrés, como la psoriasis, la rosácea y la dermatitis atópica.[9]

Parte de la solución

Aunque los estereotipos en sí mismos son un "fenómeno natural", no se debe permitir que se conviertan en algo predeterminado en nuestras sociedades multiculturales. Para que la población mayoritaria comprenda efectivamente a otros grupos, necesitan ver representaciones precisas de estos sectores. Para que las poblaciones minoritarias sean parte de la sociedad en general y no sufran discriminación basada en estereotipos negativos, deben verse a sí mismos en una variedad de roles.[10]

Un desafío que los profesionales de la comunicación pueden aceptar es contribuir conscientemente a la solución. Cooke-Jackson y Hansen refieren:[11] "Los creadores de obras tanto de ficción como de no ficción tienen un deber ético con las personas que retratan, la subcultura más amplia que representan y los consumidores que ven su trabajo. Esta responsabilidad no se mitiga con la utilidad de los estereotipos".

Es imperativo que los medios de comunicación modifiquen el estándar del "villano" y el "héroe", evitando caer en discriminación y el cliché de belleza. La representación de minorías y mujeres como personajes principales en las historias podría ser el inicio de un cambio de paradigma donde los estereotipos ya no forman parte de una buena aventura.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.