El levantamiento del cadáver: una práctica humana
- Dr. Ángel Benegas Orrego
- Editorial
El levantamiento de cadáver hace referencia a una de las diligencias que se practican por parte del Médico Forense que se encuentre de guardia. Obviamente, esta práctica no se realiza en sentido literal, sino que se trata del proceso que transcurre desde que se descubre un cadáver y existe una sospecha de muerte violenta o sospechosa de criminalidad hasta que éste se traslada al Instituto de Medicina Legal correspondiente para la práctica de la autopsia.
Por ello, y debido a la nube social que existe en torno a la Medicina Forense y a cómo esta especialidad parece carecer de humanidad, voy a intentar contar de forma resumida y subjetiva como conseguí enamorarme de la Medicina Forense en un levantamiento de cadáver.
Recuerdo que la primera vez que asistí para iniciar el procedimiento judicial de esclarecimiento de la muerte me encontraba realizando prácticas en el Instituto de Medicina Legal como técnico de anatomía patológica y citología, y es que, para las personas que aún no me conozcan, antes de realizar el grado en Medicina opté por la vía de la Formación Profesional como método de acceso.
Era un día de verano, julio de 2015 si no me falla la memoria, y el día anterior, la médico forense con la que me encontraba realizando autopsias me indicó que al día siguiente estaría de “incidencias” y que, si me apetecía, podría acompañarla. No podía decir que no, pues antes de comenzar los estudios de Medicina, ya sabía que si había una especialidad a la que me gustaría dedicarme sería la Medicina Forense por lo que no podía dejar pasar esa oportunidad. Dicho esto, me indicó que podría ser a cualquier hora y que, si surgía alguna salida, me llamaría.
Así fue, a las 8 de la mañana y el teléfono comenzó a sonar. Tras una conversación breve, ponemos rumbo al domicilio donde se había encontrado el cadáver. No sabía cómo proceder, ni qué decir en esos momentos. Y es que os pongo en situación: el magistrado del juzgado de guardia, al conocer la noticia, llama al médico forense para que se proceda al levantamiento, magistrado que, previamente (por norma general), ha sido informado a través de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Si en el breve ejercicio de la medicina que acarreo a mis espaldas, en el momento de comunicar una noticia que sabemos que no va a agradar ya tienes un vaivén de sentimientos y emociones que no sabes cómo terminar de gestionar, en los momentos de llegada al lugar donde se ha encontrado el finado todo se hace un mundo.
Llegamos al lugar y nos está esperando un cortejo de fuerzas de seguridad para acompañarnos al lugar de los hechos. En esta ocasión el interior de un domicilio en un barrio céntrico de la ciudad en cuestión. En la cocina, el cuerpo. En el salón, los familiares más cercanos en estado de shock esperando tu visita. En este momento te planteas cómo proceder: ¿acudes en primer lugar a practicar la diligencia del levantamiento o vas a hablar con los familiares (si están) o con las personas presentes antes de proceder? Efectivamente, lo más coherente bajo mi punto de vista es asistir en primer lugar a los familiares. Ya no solo para mostrar las condolencias por el fallecimiento, sino para poder recabar toda la información posible sobre las circunstancias externas (y en muchas ocasiones, intrínsecas al paciente) en las que se ha producido la muerte. Todo esto, sabiendo que normalmente, no son muertes esperadas y por consiguiente, hacen un ambiente tenso y expectante ante todo lo que haces.
Una vez finaliza el estudio de la escena junto con el cadáver, se da la orden (si procede) de traslado a las dependencias judiciales para culminar con el procedimiento judicial incoado y poder esclarecer así la etiología médico - legal de la muerte.
Creedme cuando digo que la humanidad que existe en estos momentos es máxima por parte de los médicos forenses con los que he tenido el placer de trabajar. Y es que, aún con la muerte siendo un tabú en nuestra sociedad, existen personas que se enfrentan diariamente a ella y, aunque parezca surrealista, es la muerte la que le permite trabajar y vivir. Debemos ser capaces, como médicos, de afrontar la muerte como una etapa vital más y de igual importancia que el resto, aprendiendo las técnicas de afrontación a la misma por nuestra parte y mejorando nuestras técnicas de comunicación. Es de vital importancia que, ni cuando la vida se acabe, perdamos la característica más importante de nuestra profesión y que no se enseña en manuales o libros: la humanidad.
El Dr. Ángel Benegas Orrego es médico general.
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