El dengue: una nueva amenaza para Europa, España incluida

  • Andrea Jiménez
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Endémico en más de 100 países tropicales y subtropicales de África, América, Asia Sudoriental, Mediterráneo Oriental y Pacífico Occidental, y transmitida por mosquitos del género Aedes, principalmente el mosquito la especie aegypti, “el dengue se ha vuelto una amenaza de salud pública en todo el mundo”, advierte María del Mar Faraco, especialista en parasitología tropical, sobre esta infección. Según señala la experta, presidenta de la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior (AMSE) y jefa de Servicio de Sanidad Exterior en Huelva, “España es uno de los países en futuro riesgo”. En los últimos años el dengue ha aumentado su incidencia y extensión geográfica, empezando a afectar a nuevas zonas, como Europa.

Según datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), en el 2022 se registraron 71 casos de dengue adquiridos localmente en la zona continental de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo (EEE). “Lo que equivale al número total de casos autóctonos notificados durante el periodo 2010-2021. La gran mayoría de estos casos fueron notificados por Francia, con 65 casos, y el resto en España, con 6 casos”, puntualiza Francesca F. Norman, especialista en Medicina Tropical y Parasitología del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal.

De acuerdo con las estadísticas, España notificó brotes en 2018, 2019 y 2022. “Los primeros casos autóctonos de infección por virus dengue en nuestro país se registraron en el año 2018, en personas que habían estado en Andalucía, Murcia y Cataluña”, detalla la especialista. “Hasta ese año se habían detectado solamente casos importados procedentes principalmente de América Latina y países de la región Asía-Pacífico. No obstante, esta infección tropical ya se había transmitido de forma local en Francia y Croacia en el 2010”, agrega.

Aunque el dengue no es endémico en Europa continental y la gran mayoría de los casos son viajeros que regresan infectados desde un país endémico. “En zonas del continente donde se ha establecido a lo largo de las dos últimas décadas el mosquito capaz de transmitir, Aedes, los casos inicialmente relacionados con viajes pueden generar una transmisión local del virus, como demuestran los eventos esporádicos notificados en Francia  Italia y en España”, puntualiza Faraco.

Síntomas, diagnóstico y tratamiento

Como exponen ambas expertas, la mayoría de las infecciones por dengue son asintomáticas, “hasta en un 75 % de los pacientes”, detalla Norman. En caso de que se manifieste, aparecen síntomas como fiebre, exantema, cefalea y artralgias, mialgias. “Un cuadro suele ser autolimitado”, advierte la especialista del Ramón y Cajal. Según expone, una minoría de los infectados (<5 %) puede progresar y desarrollar una enfermedad grave con síntomas hemorrágicos y fallo multiorgánico, entre otros.

“Cuando un paciente llega a la consulta con fiebre muy alta la pista clave para el profesional médico es preguntar si viajó antes”, declara Facaro. En opinión de la presidenta de la AMSE “hay muchos dengues seguro que están pasando como COVID-19 y gripes en Europa”. “Por ello es importante mantener un alto índice de sospecha y considerar la infección en personas que han estado en zonas de riesgo y zonas con presencia del vector competente”, matiza Norman.

Las pruebas diagnósticas de esta infección se basan en la detección de material genético, que  habitualmente se lleva a cabo mediante la técnica de PCR o antígenos del virus en sangre en las fases tempranas de la enfermedad. “Y mediante la detección de anticuerpos específicos frente al virus, en los días o semanas posteriores”, explica la especialista.

Aunque en la actualidad no existe un tratamiento específico antiviral con eficiencia demostrada  para el dengue, “el acceso a una atención médica precoz y adecuada reduce las tasas de mortalidad por su variante grave”, advierte Norman. De acuerdo con la experta, el manejo de los pacientes se basa en el tratamiento sintomático y de soporte en función la gravedad del cuadro.

En el 2015 se autorizó por primera vez en México, y después en otros países como Indonesia, la primera vacuna para prevenir la infección, Dengvaxia. Inyección que recibió una autorización de comercialización válida en toda la Unión Europea el 12 de diciembre de 2018. Pero los resultados posteriores sobre sus efectos demostraron que el inyectable presentaba algunas limitaciones. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobó después, en el 2022, una nueva vacuna, la Qdenga®,

“Antes de la utilización de estas vacunas se deben seguir las recomendaciones oficiales y consultar las fichas técnicas completas, incluyendo las contraindicaciones y posibles efectos secundarios. Generalmente se toleran bien y los efectos secundarios más frecuentes (dolor local, malestar, fiebre) son leves-moderados y autolimitados”, agrega Norman.

Control de una enfermedad tropical que cada amenaza al mundo

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de la mitad de la población mundial corre riesgo de contraerlo y cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones. “Para contribuir a su control son imprescindibles las medidas de vigilancia epidemiológica, de control de vectores y de información tanto a los profesionales sanitarios como al público general”, advierte la especialista del Ramón y Cajal.

“La expansión fuera de las áreas históricas de transmisión, donde la población —incluidos los profesionales de la salud— puede desconocer las manifestaciones de la enfermedad y no existe inmunidad previa al no haber estado nunca expuesta al virus, añade un escalón al riesgo de salud pública global”, detalla la responsable de la AMSE.

A nivel global existe un plan de control de esta enfermedad, contemplado en la denominada “Estrategia Mundial para la Prevención y el Control del Dengue 2021-2030” cuyo objetivo principal, entre otros, “es reducir la tasa de letalidad del dengue al 0 % para 2030. Para alcanzar este objetivo el dengue debe ser reconocido como una amenaza colectiva, lo que hace necesaria la colaboración mundial para reforzar la preparación, la prevención y el control”, concluye Faraco.