El cribado anual de cáncer pancreático beneficia a las personas con riesgo elevado

  • Univadis
  • Clinical Summary
El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados. El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados.

De acuerdo con 2 estudios prospectivos publicados en el Journal of Clinical Oncology, los pacientes con riesgo genético o familiar de cáncer de páncreas que reciben su diagnóstico mediante cribado muestran una mejor supervivencia global que aquellos que lo reciben por sus síntomas.

La vigilancia puede mejorar los desenlaces

Los detractores del cribado de cáncer de páncreas en esta población indicaron que el cribado puede identificar casos de cáncer en una etapa más temprana, pero no mejora necesariamente los desenlaces, un efecto denominado sesgo de anticipación diagnóstica. “Los datos de estos estudios refutan esto con firmeza y ahora muestran unos desenlaces sustancialmente mejores en las personas con cáncer de páncreas detectado mediante cribado. En otras palabras, estos datos afirman con rotundidad que, en algunos casos, una detección más temprana efectivamente deriva en mejores desenlaces, incluyendo lo que parece ser una posibilidad de cura a largo plazo sustancialmente mayor”, afirmó el Dr. Matthew B. Yurgelun, en un editorial adjunto.

“Las personas con riesgo genético o familiar de cáncer de páncreas que presentan este tipo de cáncer detectado mediante cribado, en lugar de cáncer de páncreas detectado por sus síntomas y en ausencia de cribado, parecen alcanzar desenlaces significativamente mejores en comparación con los datos históricos de desenlaces del cáncer pancreático”, afirmó el Dr. Yurgelun, Facultad de Medicina de Harvard y director del Centro del Síndrome de Lynch del Instituto Oncológico Dana‑Farber (Boston, Estados Unidos).

En un informe, los investigadores notificaron los desenlaces de 1.461 participantes con riesgo genético elevado en el estudio Cancer of Pancreas Screening-5. El 48,5 % presentaba una variante patógena del gen de susceptibilidad al adenocarcinoma ductal pancreático. Un total de 10 personas recibieron un diagnóstico de adenocarcinoma ductal pancreático: 9 durante la vigilancia y 1 a los 4 años de haber abandonado el programa de vigilancia. De los 9 casos de cáncer durante la vigilancia, 7 estaban en estadio I, 1 estaba en estadio II y el último, en estadio III. Un total de 8 casos de cáncer fueron resecables. El caso de cáncer que se halló fuera de la vigilancia fue metastásico. En la cohorte global de 1.731 personas se detectaron 19 casos de adenocarcinoma ductal pancreático durante la vigilancia y 7 casos se diagnosticaron fuera de ella. El 57,9 % de los casos de cáncer detectados durante la vigilancia se encontraban en estadio I y el 5,2 %, en estadio IV. Por otro lado, 6 de los 7 tumores encontrados fuera de la vigilancia estaban en estadio IV. La mediana de la supervivencia fue de 9,8 años en el grupo de detección mediante cribado frente a 1,5 años en el caso de las personas cuyo adenocarcinoma ductal pancreático se detectó fuera de la vigilancia (hazard ratio [HR]: 0,13; p = 0,003).

En un segundo estudio, los investigadores llevaron a cabo el seguimiento de 347 personas con variantes patógenas hereditarias durante una mediana de 5,6 años. El 8,9 % recibió un diagnóstico de adenocarcinoma ductal pancreático. A los 70 años de edad, el 20,7 % había recibido un diagnóstico de adenocarcinoma ductal pancreático. El 83,3 % de los casos se identificó como resecable en las imágenes y el 71,0 % se sometió a resección. El 33,3 % de los casos se encontraba en estadio I. Después del diagnóstico de adenocarcinoma ductal pancreático primario, la mediana de supervivencia fue de 26,8 meses. La supervivencia a los 5 años fue del 32,4 % (intervalo de confianza del 95 % [IC del 95 %]: 19,1 %-54,8 %). Entre los que se sometieron a resección, la supervivencia a los 5 años fue del 44,1 % (IC del 95 %: 27,2 %-71,3 %). El 2,6 % de la población se sometió a intervención quirúrgica para extirpar una presunta lesión maligna, que resultó no ser adenocarcinoma ductal pancreático. Un total de 5 presentaba displasia de escasa malignidad.

De acuerdo con el Dr. Yurgelun, los resultados refuerzan las guías existentes de práctica clínica que indican llevar a cabo cribado mediante resonancia magnética o ecografía endoscópica en las personas con riesgo tanto familiar como genético de adenocarcinoma ductal pancreático. Además, estos podrían fundamentar el debate sobre la ampliación de dicho cribado a todos los pacientes con factores de riesgo hereditarios.

El cribado también tiene algún inconveniente. La investigación ha demostrado que aproximadamente el 40 % de las personas que acuden al cribado por riesgo elevado presentan anomalías pancreáticas: habitualmente, lesiones quísticas. Estas son también frecuentes en la población general. De acuerdo con el Dr. Yurgelun, muy pocas lesiones de este tipo exigen intervención, pero deben controlarse.

Las biopsia de estas anomalías puede ser complicada y su extirpación exige una intervención quirúrgica abdominal mayor; además, la resonancia magnética o la ecografía endoscópica pueden presentar matices, “lo que destaca la importancia de que este cribado lo lleven a cabo e interpreten profesionales sanitarios con experiencia en vigilancia de casos de riesgo elevado”, afirmó el Dr. Yurgelun.

Una versión de este artículo apareció por primera vez en MDedge.com, que forma parte de Medscape Professional Network.