El consumo moderado de alcohol no protege frente al ictus (Lancet)

  • David Velazquez
  • Noticias Médicas
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La recomendación de que una o dos consumiciones alcohólicas al día podrían proteger frente al ictus ha quedado completamente descartada, según las nuevas evidencias que se desprenden de un amplio estudio genético sobre 160.000 adultos que ha revelado que la presión arterial y el riesgo de ictus aumentan constantemente a medida que aumenta el consumo de alcohol.

Un nuevo estudio, publicado en The Lancet, ha revelado que los estudios de genes de Asia oriental que afectan a la cantidad de alcohol que las personas eligen beber muestran que la presión arterial y el riesgo cerebrovascular aumentan constantemente a medida que aumenta el consumo de alcohol. Se sabía que las tasas de apoplejía aumentaban con el consumo excesivo de alcohol, pero no se sabía si aumentaban o disminuían con el consumo moderado.

Aunque anteriormente se había observado que las personas que toman una o dos bebidas alcohólicas al día tienen un riesgo ligeramente menor de ictus que las personas que no beben alcohol, no se sabía si esto se debía a que la bebida moderada era ligeramente protectora, o si era porque los no bebedores tenían otros problemas de salud subyacentes (por ejemplo, ser bebedores anteriores que habían dejado de fumar debido a una enfermedad). Al menos para el ictus, la evidencia genética ahora refuta la afirmación de que el consumo moderado es protector.

En las poblaciones de Asia oriental existen variantes genéticas comunes que reducen en gran medida la tolerabilidad del alcohol, ya que causan una reacción de enrojecimiento extremadamente desagradable después de beber alcohol. Aunque estas variantes genéticas reducen en gran medida la cantidad de personas que beben, no están relacionadas con otros factores del estilo de vida, como fumar. Por lo tanto, se pueden utilizar para estudiar los efectos causales de la ingesta de alcohol.

Como los factores genéticos que afectan fuertemente a los patrones de consumo se asignan aleatoriamente en la concepción y persisten durante toda la vida, este estudio es el equivalente genético de un ensayo aleatorio grande y, por lo tanto, puede determinar las relaciones de causa y efecto de manera fiable.

La autora principal, Iona Millwood, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), señala que "el uso de la genética es una forma novedosa de evaluar los efectos del alcohol en la salud y de determinar si el consumo moderado de alcohol es realmente protector o, por el contrario, si es ligeramente dañino. Nuestros análisis genéticos nos han ayudado a comprender las relaciones de causa y efecto", apostilla.

Investigadores de la Universidad de Oxford, la Universidad de Pekín y la Academia China de Ciencias Médicas llevaron a cabo un gran estudio colaborativo de más de 500.000 hombres y mujeres en China a quienes se les preguntó sobre su consumo de alcohol y se les dio seguimiento durante diez años. En más de 160.000 de estos adultos, los investigadores midieron dos variantes genéticas que reducen sustancialmente el consumo de alcohol.

Entre los hombres, estas variantes genéticas causaron una diferencia de 50 veces en el consumo promedio de alcohol, de casi cero a aproximadamente cuatro consumiciones por día. Las variantes genéticas que disminuyeron el consumo de alcohol también disminuyeron la presión arterial y el riesgo de ictus. De esta evidencia, los autores concluyen que el alcohol aumenta el riesgo de sufrir un ictus en aproximadamente un tercio (35%) por cada cuatro consumiciones adicionales por día (280 gramos de alcohol por semana), sin efectos protectores de la bebida ligera o moderada.