El consenso de Oporto propugna un nuevo modelo de prestación sanitaria y gestión hospitalaria

  • Dr. Javier Cotelo

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
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MADRID, ESP. El Consenso de Oporto señala los principales retos a los que actualmente se enfrentan sistemas y centros sanitarios y contiene diversas propuestas para optimizar la atención sanitaria de acuerdo con los nuevos tiempos para que no quede "desfasada", sin perder de vista equidad y sostenibilidad.[1]

Dicho consenso, elaborado por especialistas en medicina interna de la Sociedade Portuguesa de Medicina Interna (SPMI) y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y publicado en Spanish Journal of Medicine, refleja la visión de estas sociedades científicas en cuanto a las principales necesidades y cambios que precisa la organización hospitalaria en un futuro próximo, donde esta especialidad puede y debe tener un destacado protagonismo.

En los últimos años los factores sociológicos, sanitarios y medioambientales, entre otros, junto con el desarrollo de las nuevas tecnologías sanitarias, hacen necesario replantearse el modelo de prestación sanitaria y de la organización de los hospitales que en cierta medida han quedado desfasados.

El documento se centra en 10 principios generales que contemplan incorporación activa de pacientes, cambio climático, prevención de pandemias o alternativas a la hospitalización convencional, como puntos más destacados. Por otra parte, en cuanto a la organización del sistema de salud, propone integrar los diferentes niveles asistenciales basados en procesos y equipos multidisciplinarios centrados en el paciente y evitar la hospitalización convencional, así como fomentar la implantación de las nuevas tecnologías.

Los valores del hospital del futuro

En general, el hospital del futuro (presente) debe responder a las necesidades actuales de la población e incorporar los nuevos valores de la ciudadanía. También habrá que reforzar la equidad en cuanto al acceso a la atención sanitaria de calidad, ya que esta y la sostenibilidad financiera son los pilares fundamentales sobre los que se debe seguir vertebrando el sistema.

La posible aparición de nuevas pandemias hace necesario implementar planes de emergencia bien definidos, contar con reservas de equipos médicos, hospitales más flexibles, mayor inversión en medicina interna y mejor coordinación entre los distintos niveles de atención, incluida la salud pública.

La Dra. Juana Carretero Gómez, vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Medicina Interna, y una de las autoras del documento, comentó a Medscape en español: "Con la pandemia de la COVID-19 aprendimos que lo más importante que tenemos son las personas que forman el sistema sanitario. Necesitamos trabajar en equipos multidisciplinares, con profesionales flexibles que puedan adaptar su trabajo a la situación sanitaria del momento, para lo cual es necesario disponer de especialistas generalistas, como médicos de atención primaria en el área extrahospitalaria y especialistas en medicina interna, como generalistas hospitalarios que lideren dichos equipos".

"Además los especialistas en medicina interna pueden servir de nexo entre los diferentes niveles asistenciales para asegurar una mejor coordinación entre los mismos, sin olvidar la importancia que tiene la salud publica en el sistema sanitario; hay que integrarla, al igual que los servicios sociales, en los equipos multidisciplinares y en los órganos de decisión", destacó.

El paciente es el centro del sistema

Otra línea indispensable es conseguir mayor equidad en el acceso a una atención sanitaria de calidad, con garantía de cumplimiento de tiempos de respuesta adecuados a las necesidades de los pacientes.

"El paciente debe ser o siempre ha debido ser, el centro del sistema sanitario. Y esto supone ofrecerle lo que necesite, cuando y donde lo necesite; esto es, en atención primaria, en su domicilio, en un centro sociosanitario o en el hospital. Para ello los pacientes deben ser capaces de disponer de los mismos recursos independientemente de dónde residan, es decir, que su código postal no condicione la atención sanitaria que recibe", señaló la Dra. Carretero.

El hospital del futuro, según el documento, debe educar a los pacientes y a sus cuidadores para que formen parte del equipo de salud, incluso en la toma de decisiones, ya que en la actualidad tienen un papel pasivo. Asimismo, las asociaciones de pacientes deben implicarse en la organización sanitaria, incluida la asistencia hospitalaria.

En cuanto a los cambios en la organización hospitalaria, se sugiere que esta debe huir de una estructura departamental rígida centrada en el médico y la especialidad. Debe dirigirse hacia una organización basada en estructuras polivalentes o áreas asistenciales organizadas en torno a los procesos asistenciales.

Sinergia entre niveles asistenciales

También se debe promover la comunicación entre pacientes y atención primaria con el ámbito hospitalario, facilitando el acceso a consultas no programadas que evitarán que los pacientes acudan y saturen los servicios de urgencias.

Otra base del nuevo modelo tiene que ser la promoción del cuidado de la salud en la comunidad, como alternativa a la hospitalización convencional y llevar la atención individualizada a las comunidades. "Los nuevos modelos asistenciales, como la hospitalización a domicilio o la coordinación asistencial con las residencias, han demostrado utilidad en situaciones de no pandemia, disminuyendo las visitas a urgencias y los ingresos hospitalarios y aumentando la satisfacción tanto de pacientes como de sus cuidadores", comentó la especialista.

Si desde el inicio de la "pandemia estos mismos recursos hubieran estado bien organizados nos habrían ayudado a la hora de tratar a todas las personas frágiles, con multimorbilidad, antes y sin necesidad de desplazarse", agregó.

"El cambio climático plantea nuevos retos para la salud y ya está afectando a los pacientes, especialmente a los crónicos con multimorbilidad, por la influencia de la contaminación ambiental sobre dichas patologías y esto debe abordarse a corto plazo, lo que plantea nuevos retos tanto para la salud como para el sistema sanitario, que deberán abordarse a corto plazo dentro de un proceso de diálogo que incluya todas las partes implicadas".

El consenso recoge la necesidad de diseñar programas de gestión y atención continuada a los pacientes crónicos complejos e instaurar la figura del gestor de casos, lo que reduciría las visitas recurrentes al Servicio de Urgencias. La hospitalización debe reservarse para casos graves, no para casos leves, así como para realizar pruebas diagnósticas, como sucede actualmente; se debe potenciar la hospitalización domiciliaria y en unidades de diagnóstico rápido.

Integración de las nuevas tecnologías

Por otro lado, el fortalecimiento de los sistemas de información y comunicación en salud es fundamental para aprovechar todo el potencial de teleconsultas, telemonitorización, cambio de los métodos de contacto e interacción con los pacientes, además del acceso a bases de conocimiento y registros médicos compartidos. Hasta ahora estos sistemas han demostrado su utilidad en la atención a los pacientes crónicos, avanzando en la atención de estos en su domicilio/centros de residencia o desde atención primaria sin necesidad de desplazarse.

"Los sistemas de control a distancia, como los de monitorización continua de la glucosa, han permitido controlar a los pacientes sin necesidad de que acudan al hospital. Pero todos estos avances conllevan responsabilidades por parte de los sanitarios y de los pacientes, siendo necesaria una importante inversión en educación sanitaria y buen uso de dichas tecnologías", puntualizó la especialista.

En proceso de desarrollo y homogeneización en las comunidades autónomas tenemos la historia clínica electrónica, que permite disponer de información del paciente en cualquier lugar donde se encuentre. "Considero que este es uno de los principales avances en la gestión de la información y los procesos asistenciales. Ahora bien, es necesario que se integren en una única historia clínica electrónica a nivel nacional para que los pacientes puedan desplazarse libremente y disponer de todos sus datos sanitarios", añadió la experta.

"En el futuro inmediato, casi en el presente, seremos capaces de utilizar todos estos datos para prevenir el desarrollo de enfermedades, transmisibles y no transmisibles y evitar o anticiparnos a la aparición de futuras pandemias", destacó.

Más especialistas en medicina interna y menos hospitalocentrismo

La Dra. Carretero finalizó matizando los cambios más urgentes a considerar al momento de la modernización y cambio en la hospitalización de los pacientes desde el punto de vista de medicina interna. "Formar más especialistas generalistas en medicina interna para asumir en el futuro a corto plazo la gran carga de enfermedades crónicas que han irrumpido o empeorado tras la pandemia. Y a mediano y largo plazos dar respuesta al déficit de profesionales debido al envejecimiento de la profesión médica y al gran número de especialistas en medicina interna que se jubilarán".

El consenso indica que los médicos, además de dedicarse a asistencia sanitaria, docencia e investigación, deben estar formados e involucrados en las actividades de gestión. A su vez los gestores tienen que ser receptivos a las opiniones de los profesionales sanitarios y de los pacientes.

Por parte de los servicios de medicina interna y en consonancia con la administración sanitaria, señaló: "Debemos abandonar el hospitalocentrismo y apostar por los nuevos modelos asistenciales donde el paciente no se desplace, sino que la atención se organice alrededor de su proceso asistencial, asegurando una correcta gestión de la información sobre su proceso y de las acciones a llevar a cabo por todos los profesionales implicados".

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape en español, parte de la Red Profesional de Medscape.