El aumento de la actividad física reduce el riesgo de cáncer de mama
- Univadis
- Clinical Summary
En los datos de algunos estudios observacionales ya se había señalado que un estilo de vida sedentario se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer de mama, pero un nuevo estudio con una metodología distinta proporciona pruebas más sólidas de causalidad.
Los autores afirman que los resultados del nuevo estudio indican que es probable que unos niveles de actividad física general más elevados, así como una actividad vigorosa más intensa y un tiempo de sedentarismo más breve, reduzcan el riesgo de cáncer de mama.
“Ya se recomienda aumentar la actividad física, así como reducir el tiempo de sedentarismo, para la prevención del cáncer . Nuestro estudio aporta más pruebas de que es probable que dichos cambios de conducta reduzcan las tasas de incidencia de cáncer de mama en el futuro”, informan la Dra. Suzanne C. Dixon-Suen, del Consejo contra el Cáncer de Victoria (Melbourne, Australia), y sus colaboradores en nombre del Consorcio de la Asociación del Cáncer de Mama.
Los resultados se publicaron en línea en el British Journal of Sports Medicine.
Los investigadores utilizaron datos de casos y controles del Consorcio de la Asociación del Cáncer de Mama a nivel individual y realizaron la aleatorización mendeliana de dos muestras, un método de estudio que sirve para evaluar la causalidad mediante el uso de variantes genéticas como variables indirectas para medir los factores de riesgo particulares. En este caso, se utilizaron variantes genéticas como variables indirectas para medir los niveles de actividad física y las conductas sedentarias a lo largo de la vida.
“Los instrumentos [genéticos] fueron polimorfismos de un solo nucleótido asociados con la actividad física general (todo tipo de movimiento), la actividad física vigorosa o el tiempo de sedentarismo [en estudios de asociación del genoma completo] del Biobanco de Reino Unido”, según la evaluación mediante un acelerómetro de muñeca.
El equipo informa de que las pacientes con una mayor predisposición genética a unos niveles de actividad general más elevados presentaban un riesgo global de cáncer de mama un 41 % menor (odds ratio [OR]: 0,59). La actividad vigorosa pronosticada genéticamente se asoció con un riesgo de cáncer de mama premenopáusico y perimenopáusico un 38 % menor (OR: 0,62 para 3 días o más frente a 0 días notificados por las propias pacientes por semana).
Por el contrario, un tiempo de sedentarismo más largo pronosticado genéticamente se asoció con un riesgo de cáncer de mama sin receptores hormonales un 77 % mayor (OR: 1,77), incluido el cáncer de mama triple negativo, cuyo riesgo fue un 104 % mayor (OR: 2,04).
De acuerdo con un comunicado de prensa de la publicación, los resultados fueron, en general, uniformes en los distintos tipos y estadios de la enfermedad y no se vieron modificados después de tener en cuenta “la producción por un único gen de dos o más efectos sin relación aparente (pleiotropía) como, por ejemplo, el tabaquismo y el sobrepeso”.
Los investigadores incluyeron datos de 130.957 mujeres de ascendencia europea. De esas mujeres, 69.838 presentaban cáncer invasivo, 6.667 presentaban tumores in situ y 54.452 eran participantes de control sin cáncer de mama. En los grupos de casos y controles se incluyó a 23.999 mujeres premenopáusicas o perimenopáusicas con cáncer de mama invasivo y a 17.686 sin él, así como a 45.839 mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama y a 36.766 sin él.
Los autores señalan que existen diversas explicaciones biológicas plausibles para los resultados y añaden que muchas evidencias convincentes indican que hay vías causales entre la actividad física y el riesgo de cáncer de mama, incluidos el sobrepeso y la obesidad, la alteración del metabolismo, las hormonas sexuales y la inflamación.
Además, los investigadores afirman que “es probable que los mecanismos que relacionan el tiempo de sedentarismo y el cáncer se solapen al menos en parte con los que sustentan la relación con la actividad física”.
Para el futuro, sugieren que “[un] mayor control del cáncer centrado en la actividad física y el tiempo de sedentarismo como factores modificables del riesgo de la enfermedad está justificado, dada la gran carga de morbimortalidad atribuida al cáncer más frecuente en las mujeres”.
Varias fuentes internacionales financiaron este estudio.
Una versión de este artículo apareció por primera vez en Medscape.com, que forma parte de Medscape Professional Network.
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