El agonizante intento por salvar nuestro sistema sanitario
- Dr. Ángel Benegas Orrego
- Editorial
Son muchas las ocasiones en las que he planteado situaciones concretas acerca del modelo sanitario vigente en la actualidad aportando (o al menos intentándolo) medidas a corto, medio y largo plazo que considero de vital importancia para mantener este sistema de salud público y garantista, pero, a veces, me resulta difícil mantener dichas aseveraciones.
No me cansaré de repetir, y puedo hacerlo hasta la saciedad, que nuestro modelo sanitario es una pirámide cuya base y cimientos se consolidan con la Medicina de Familia y Comunitaria. Son la puerta de entrada de cualquier usuario, y/o paciente, al conjunto que engloba la sanidad pública, gratuita y universal que proclamamos como país. Sin una Medicina de Familia y Comunitaria de calidad (que no medicina de atención primaria, o MAP como numerosos compañeros la denominan) este sistema hace (y ha hecho) aguas.
Año tras año, y con una perspectiva de pendiente creciente de forma exponencial, son numerosas las plazas de Formación Sanitaria Especializada que quedan vacantes. Concretamente, en la convocatoria que acaba de finalizar la adjudicación (que no elección) de plazas de Medicina, han sido un total de 202 plazas de Medicina de Familia y Comunitaria las que han quedado pendientes. La lectura de esto, bajo mi punto de vista es: hemos fallado como país.
¿Sabemos lo que supone formar a un estudiante universitario en una rama como es la medicina durante 6 años? ¿Sabemos lo que puede llegar a suponer que más de 200 plazas de la especialidad que sostiene nuestro idilio de sistema sanitario queden vacantes? ¿Nos hemos parado a pensar por qué escuchamos que no hay médicos, pero no hacemos nada al respecto?
Somos el país de la risa en cuanto a medicina en Europa. Un país que invierte aproximadamente más de trescientos mil euros en cada uno de los médicos egresados durante los seis años de formación y después no somos capaces de retener el talento en el interior de nuestras fronteras. ¿Por qué quedan vacantes si desde las administraciones públicas incrementan el número de plazas ante las afirmaciones de “faltan médicos” por parte de los políticos de nuestro país? Efectivamente, porque lo que hace falta no es aumentar las plazas sino mejorar las condiciones que aportan esas plazas. Hasta que no consigamos pararnos a escuchar cuáles son las necesidades reales de nuestros residentes, así como las reivindicaciones que tantos años llevan haciendo los adjuntos de nuestra sanidad seguiremos siendo un país de risa, la cuna de la formación médica europea que permite que sus médicos atraviesen las fronteras por unas horas de descanso tras una guardia, una mejora en las retribuciones salariales o un permiso de conciliación necesario acorde al proyecto biográfico.
Queridos compañeros, la solución no es emitir una convocatoria extraordinaria urgente para adjudicar esas plazas vacantes. La solución pasa por, de una vez por todas, sentarse en una súper mesa negociadora y establecer, de forma realista, las normas del juego desde ahora en adelante. Hemos fallado en el momento en el que haya personas con una oposición de Formación Sanitaria Especializada aprobada y, aunque la especialidad deseada fuese otra, no tenga la menor certeza por realizar Medicina de Familia y Comunitaria.
Dr. Benegas Orrego. Médico General.
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