Desarrollan un test para detectar burundanga y droga caníbal en 15 minutos

  • Andrea Jiménez
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El pasado verano fueron más de 200 las denuncias realizadas por mujeres víctimas de sumisión química por pinchazos en España. El problema es que no se pudo comprobar la presencia de ninguna sustancia en su sangre. Como explica Elena Escubedo, especialista en farmacología del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona, “es muy difícil de detectar este tipo de sustancias porque su rastro desaparece de forma muy rápida en el organismo”. 

“Después de que hayan pasado más de tres horas disminuye mucho su concentración. Y suele transcurrir más tiempo hasta que las afectadas acuden a urgencias”, coincide Eva María Garrido García, del Instituto IDM en la Universitat Politècnica de València y parte del equipo que ha desarrollado un test para detectar la presencia de las drogas más utilizadas en la sumisión química a través de una muestra de saliva.

De acuerdo con la investigadora, esta nueva prueba permite la rápida detección de algunas sustancias “que hasta ahora resultaban muy difíciles de localizar en las víctimas y por lo tanto no se podía utilizar como prueba ante la policía”, afirma Garrido, que ha desarrollado el proyecto como parte de su tesis en investigación de sensores para detección de drogas.

A través de una tira reactiva sobre la que se deposita un nanosensor basado en nanopartículas cargadas con un indicador fluorescente (rodamina B) y con una puerta molecular que responde específicamente en presencia del estupefaciente, con este test se puede detectar las sustancias tóxicas en un tiempo récord de 15 minutos. “Para ello solo hace falta tomar una muestra de saliva o directamente sumergir la tira en la bebida”, explica Garrido. En caso de que haya presencia de droga, el nivel de fluorescencia aumentará rápidamente debido a la liberación del colorante rosa del nanosensor depositado, y confirmando así el intento de agresión por sumisión química.

Aunque el alcohol sigue siendo la principal vía para poder llevar a cabo este tipo de agresiones, desde hace algunos años se emplean también otras sustancias psicotrópicas, como la escopolamina , comúnmente conocida como burundanga, y la metilendioxipirovalerona (MDPV): la droga caníbal.

La primera es un tipo de droga emergente “que producen sensaciones y comportamientos similares a las anfetaminas, así como sus mismos efectos cardiacos y psicóticos”, expone Escubedo, quien lleva años estudiando la sustancia. “Tras su ingestión la persona puede padecer taquicardia, sudoración importante, aumenta la temperatura corporal, y en algunos perfiles se puede desarrollar cuadros de psicosis”, afirma la experta.

Mientras que la burundanga anula la voluntad y elimina los recuerdos de quienes la ingieren, “la MDPV no es una sustancia de sumisión sino que se usa se utiliza para estimular el apetito sexual”, aclara la investigadora, autora de un trabajo que evidenció cómo el abuso de MDPV en la adolescencia en ratones los vuelve después más vulnerables a la cocaína. 

Este tipo de drogas, junto a la ketamina o el gammahidroxibutirato (GHB), “se han vuelto comunes en el ámbito de las sesiones chemsex, fiestas donde el propósito es consumir sustancias para intensificar la actividad sexual entre los participantes”, afirma Escubedo. No obstante, según la experta, “en el 99 % de las violaciones por sumisión química se utiliza burundanga para incapacitar a la víctima”.

Un test rápido y sencillo

“Una de las ventajas de esta prueba es que si la víctima tiene sospechas de que le han adulterado la bebida o empieza a sentir síntomas, puede hacérsela y en cuarto de hora le da los resultados”, asegura Garrido, cuyo desarrollo no solo confirma la presencia de drogas sino la cantidad exacta que hay en el organismo.

“Para los centros de salud es importante saber la cantidad exacta y poder determinar un tratamiento adecuado. Si la dosis es baja el cuerpo puede eliminarlo por sí solo pero cuando la concentración muy alta, puede producir una sobredosis y hay que contrarrestar los efectos”, explica la investigadora.

Otra de las ventajas del test es que su resultado puede ser leído a través de un dispositivo móvil por cualquier persona. “Una vez han transcurridos los 15 minutos se hace una foto con el teléfono y se compara con una muestra que no contiene el estupefaciente para comprobar la presencia de burundanga”, dice Garrido. Además de desarrollar una prueba única en su tipo para detectar tanto burundanga como la droga caníbal, “acabamos de crear otra la semana pasada para detectar el GHB o  éxtasis líquido en un minuto”, anuncia la investigadora.

Esta droga, cuyo uso se ha incrementado este año, tiene la capacidad de producir somnolencia y amnesia retrógrada, lo que también reduce la capacidad de control y conciencia de las víctimas. “Esperamos que nuestros test, que todavía están en proceso de recibir el sello de acreditación de Sanidad, sirvan para ayudar a las mujeres en sus denuncias”, concluye.