Dolor oncológico: escalera analgésica de dos pasos frente a la estándar de tres pasos de la OMS

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De acuerdo con un estudio aleatorizado, omitir los opiáceos débiles (segundo escalón) de la escalera analgésica de 3 pasos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y pasar directamente a los opiáceos fuertes para el tratamiento del dolor oncológico es una alternativa aceptable.

Más de la mitad de los pacientes tuvieron que cambiar de un opiáceo débil a uno fuerte para lograr un control estable del dolor; el cambio de un medicamento no opiáceo a un opiáceo fuerte fue seguro.

El tratamiento del dolor oncológico sigue la escala analgésica de 3 pasos de la OMS:

  • Escalón 1: Medicamentos no opiáceos junto con analgésicos complementarios opcionales contra el dolor leve.
  • Escalón 2: Opiáceos débiles junto con analgésicos no opiáceos y complementarios contra el dolor de leve a moderado.
  • Escalón 3: Opiáceos fuertes junto con analgésicos no opiáceos y complementarios contra el dolor de moderado a intenso.

Los investigadores señalaron que, en este momento, las recomendaciones de las directrices internacionales en torno a eludir el escalón dos de la escalera analgésica y pasar directamente de los medicamentos no opiáceos a dosis bajas de un opiáceo contra el dolor de moderado a intenso son débiles.

En este ensayo internacional, aleatorizado, abierto y de grupos paralelos, los investigadores evaluaron la eficacia, la seguridad y el coste de omitir el escalón 2 de la escalera analgésica de la OMS. Se asignó de modo aleatorio a unos 153 pacientes aptos con cáncer y dolor (puntuación mínima de 4 en la escala de valoración numérica) que necesitaron al menos el escalón 1 (paracetamol) de la escalera de la OMS a un opiáceo débil (estrategia de 3 escalones) o a uno fuerte (estrategia de 2 escalones). El criterio de valoración principal fue el tiempo transcurrido hasta el control estable del dolor (3 días consecutivos con dolor de 3 o menos en la escala de valoración numérica). Los criterios de valoración secundarios incluyeron el sufrimiento emocional, las reacciones adversas relacionadas con los opiáceos y los costes.

Los tipos de cáncer más frecuentes fueron ginecológicos (27 %), gastrointestinales (18 %) y de cabeza y cuello (15 %); el 50 % de los pacientes presentaba enfermedad metastásica.

No hubo diferencias estadísticamente significativas en el tiempo transcurrido hasta el control estable del dolor entre los 2 grupos (hazard ratio [HR] ajustado: 1,03; = 0,667). La codeína y el tramadol fueron los opiáceos débiles más frecuentes que recibieron los pacientes en el grupo de tratamiento con dos escalones. La morfina (68 %) y la oxicodona (29 %) fueron los opiáceos fuertes más frecuentes que recibieron los pacientes que utilizaron directamente este tipo de medicamentos. Las puntuaciones medias diarias del dolor fueron similares entre los grupos. El sufrimiento emocional general fue significativamente mayor el día 20 en el grupo de control que en el grupo experimental (2,68 frente a 1,69; p = 0,0270). Además, el 53 % de los pacientes del grupo de 3 escalones necesitó cambiar a un opiáceo fuerte debido a la falta de eficacia analgésica a una mediana de tiempo transcurrido hasta el cambio de 6 días. El cambio directo a un opiáceo fuerte no produjo un alivio más rápido del dolor. En comparación con el enfoque de 3 escalones, los pacientes que omitieron los opiáceos débiles presentaron 2,93 veces menos posibilidades de padecer náuseas (p = 0,009). El enfoque de 2 escalones fue menos costoso.