Disfunción eréctil: ¿Cómo tratarla?
- Dr. med.Thomas Kron
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Los hombres jóvenes rara vez se ven afectados, sin embargo, la disfunción eréctil es bastante común entre los hombres mayores de 60 años: aproximadamente uno de cada dos hombres de este grupo de edad padece disfunción eréctil, mientras que la prevalencia entre los hombres menores de 30 años es solo ligeramente superior al 2 %, informan la uróloga, la Dra. Rebecca Fritsche y su compañero el Dr. David Schilling (Departamento de Urología, Isarklinikum Munich). Las causas de disfunción eréctil, y su frecuencia, que pueden dividirse en orgánicas y psicógenas, difiere en función de la edad. En aproximadamente el 50 % de los hombres menores de 40 años la disfunción eréctil tiene una causa psicológica.En cambio, en un paciente diabético la causa muy probablemente sea orgánica y a menudo neurogénica. Rebecca Fritsche y David Schilling explicaron recientemente cómo se puede tratar a los pacientes en un artículo de revisión.
Tratamiento conservador
Los autores señalan que entre las opciones de tratamiento conservador se encuentran los dispositivos de erección al vacío. El pene se introduce en un cilindro hueco en el que se crea vacío provocando un aumento del flujo sanguíneo en los cuerpos cavernosos y, como consecuencia, una erección. Para "mantener" la erección, se coloca un anillo de goma en la base del pene. Según los autores el uso de estos “dispositivos de vacío" tiene pocos efectos secundarios y es seguro. Sin embargo, solo unos pocos hombres las utilizan porque su uso es complicado y la falta de rigidez proximal al anillo de goma hace que el pene se retuerza. Además, la aplicación de vacío puede provocar hematomas.
El tratamiento más común es el farmacológico. Podemos distinguir entre fármacos con acción central y periférica. Una de las sustancias más antiguas para el tratamiento de la disfunción eréctil es la yohimbina, un alcaloide con un efecto antagonista de los receptores alfa-2 centrales. Según Fritsche y Schilling su uso ha disminuido considerablemente desde el descubrimiento de agentes mucho más potentes y se utiliza principalmente en el tratamiento de hombres con disfunción eréctil psicógena simple. Este principio activo tiene un perfil de efectos secundarios bueno y es adecuado para el uso a largo plazo. Sin embargo, una desventaja importante es su biodisponibilidad fluctuante, que hace que el efecto no sea fiable.
El uso inhibidores de la fosfodiesterasa-5 es uno de los pilares más importantes del tratamiento. El fármaco más conocido de este grupo es la Viagra® (sildenafilo). Más de 20 millones de hombres fueron tratados con sildenafilo en los primeros seis años desde su comercialización. Otros inhibidores de la fosfodiesterasa 5 para el tratamiento de la disfunción eréctil son el tadalafilo, el vardenafilo y el avanafilo. Según los autores, su tiempo de acción oscila entre unas cuatro horas (sildenafilo y vardenafilo) y 36 horas, produciéndose el efecto al cabo de 15 a 60 minutos. La tasa media de respuesta es de hasta el 80 %. Aproximadamente el 5-20 % presentan efectos adversos, entre los que se incluyen dolores de cabeza, mareos, congestión nasal, palpitaciones y alteraciones visuales.
Los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 están contraindicados en uso concomitante con nitratos, molsidomina, pero también en hombres con retinosis pigmentaria e insuficiencia hepática grave. Es importante informar a los pacientes de que el efecto solo se produce con la estimulación sexual concomitante.
Si la medicación oral no es suficiente y el uso de dispositivos de vacío no es una opción para el paciente, se puede inducir una erección mediante el uso de prostaglandinas aplicadas localmente. Los pacientes pueden inyectarse en el cuerpo cavernoso alprostadil. El efecto también se consigue después de haber padecido una enfermedad, haber sido sometido a cirugía o radiación e independientemente de la estimulación sexual. El efecto suele producirse entre 15 y 20 minutos después de la inyección. Dado que la inyección puede causar hematomas e irritación local en la zona del cuerpo del pene, este tratamiento está indicado en pacientes con trastornos de la coagulación y en tratamiento con anticoagulantes.
A diferencia de los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 no existe interacción con los fármacos liberadores de óxido nítrico, por lo que el alprostadil es un tratamiento alternativo en este caso. Sin embargo, una posible complicación con el uso de alprostadil es el priapismo. Como subrayan Fritsche y Schilling, debe informarse a los pacientes sobre esta complicación y también pedirles que busquen ayuda urológica de urgencia si la erección dura más de dos horas.
Último recurso: prótesis
Según los urólogos la cirugía es el último recurso en el tratamiento de la disfunción eréctil debido a su carácter invasivo. Actualmente el tratamiento quirúrgico de elección es la colocación de una prótesis de cuerpo cavernoso. La cirugía vascular del pene, que se practicaba con frecuencia en las décadas de los 80 y 90, se ha abandonado y ha quedado obsoleta en muchos casos. La implantación de una prótesis de cuerpo cavernoso es más prometedora. En determinados casos, se consiguen buenos resultados a largo plazo con altos índices de satisfacción de los pacientes.
Según los autores podemos distinguir entre prótesis semirrígidas e hidráulicas. La prótesis hidráulica puede activarse mediante una bomba introducida en el escroto a través de un reservorio alojado cerca de la vejiga, es decir, puede inducirse una erección artificial. Una vez se ha conseguido la erección, esta puede “desactivarse”de nuevo. Por el contrario, las prótesis semirrígidas disponen de una o varias bisagras o placas de flexión, mediante las cuales el pene se coloca en posición vertical y puede volver a doblarse hacia abajo.
Las prótesis hidráulicas permiten obtener resultados estéticos y funcionales significativamente mejores. Sin embargo, su colocación requiere cierta destreza manual. Además el mecanismo hidráulico es mecánicamente más vulnerable y la necesidad de implantar el reservorio y la bomba aumenta el riesgo de problemas de cicatrización de heridas, infecciones, deformidades del pene y migración del implante.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.
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