Diario de una estudiante: valorar y agradecer la medicina de familia
- Esther Cacho Lobo
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Durante estas últimas semanas he estado rotando por Atención Primaria y, aunque es algo que tenía claro, he reafirmado mi pensamiento sobre lo fundamental que es el médico de familia en la cadena de atención sanitaria.
El papel del médico de familia es esencial pero a menudo se infravalora su importancia. Este profesional es el encargado de cuidar de la salud de las personas y sus familias, desde la infancia hasta la vejez. Sin embargo, a pesar de la relevancia de su trabajo, el médico de familia suele ser menospreciado en comparación con otras especialidades médicas. Quizás se deba a que, hasta 1978, no fue reconocida como especialidad médica y eran los médicos generales los que desempeñaban el papel de “médico de cabecera”.
El médico de familia es el primer punto de contacto del paciente con el sistema sanitario y como bien decía mi tutor, tienen algo que los hace la especialidad más única: la continuidad. Este especialista es el encargado de realizar un seguimiento continuado en tiempo y lugar de la salud del paciente, también de prevenir enfermedades, así como de diagnosticar y tratar las patologías que puedan surgir. Además, el médico de familia se ocupa de la coordinación con otros profesionales sanitarios en caso de necesitar derivaciones o seguimiento especializado. Sin embargo, el trabajo del médico de Atención Primaria no acaba ahí. Este profesional también debe ser un confidente y apoyo emocional para el paciente, ya que muchas veces se convierte en un referente cercano y de confianza. Es él quien tiene la capacidad de acompañar al paciente y su familia a lo largo de toda su vida, lo que permite establecer relaciones de confianza y empatía con ellos.
A menudo, el papel del médico de familia se subestima en favor de otras especialidades que se perciben como más glamurosas o sofisticadas. Esta infravaloración del médico de familia tiene varias consecuencias negativas. Por un lado, puede llevar a que muchos pacientes no valoren lo suficiente la importancia de contar con un médico de familia. Esto puede hacer que no acudan a su consulta cuando deberían hacerlo, lo que puede retrasar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
Por otro lado, esta infravaloración también puede afectar a la percepción que tienen los profesionales sanitarios sobre su propia especialidad. Muchos se sienten desmotivados y poco valorados, lo que puede afectar a su trabajo y a la calidad de la atención que ofrecen a sus pacientes.
En resumen, no debe caber la mínima duda del papel fundamental que tiene el médico de familia dentro de nuestro sistema sanitario y es importante que la sociedad valore adecuadamente la labor de estos profesionales, que se fomente la cultura del reconocimiento y respeto hacia esta especialidad médica. Yo aporto mi granito de arena dándoos las gracias a cuantos futuros y actuales médicos de familia puedan leer este artículo por vuestro trabajo. Sin vosotros la cadena sanitaria se rompe.
Esther Cacho Lobo es estudiante de Medicina en la Universidad de Extremadura.
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