Desigualdades en la atención oncológica en Europa

  • Deepa Varma
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El 2 de febrero, antes del Día Mundial contra el Cáncer, se presentaron los primeros perfiles nacionales del Registro Europeo de Desigualdades en la Atención Oncológica. El registro es una iniciativa del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer.

Los perfiles muestran que los países europeos gastaron casi 170.000 millones de euros en atención oncológica en 2018 y que el cáncer de pulmón sigue siendo, con diferencia, la causa más frecuente de muerte por cáncer. También existen grandes desigualdades en las tasas de mortalidad por cáncer entre los países de la Unión Europea y dentro de ellos.

Los perfiles se presentaron durante un acto titulado "Conferencia sobre el cáncer - Equidad, excelencia e innovación: una atención oncológica moderna para todos", coorganizado por la Comisión Europea y la Presidencia sueca del Consejo de la Unión Europea.

Mark Pearson, director adjunto de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, presentó datos que mostraban 2,6 millones de nuevos casos de cáncer en 2020, lo que equivale a un ciudadano europeo diagnosticado de cáncer cada 12 segundos.

"El mensaje es que la carga del cáncer en Europa es devastadora y está marcada por las desigualdades, que son a la vez preocupantes y muestran dónde podemos progresar", afirma Pearson. "Es probable que esta cifra aumente hasta un 18 % de aquí a 2040".

El cáncer de próstata, seguido del de pulmón, colorrectal y de vejiga, fueron los tipos de cáncer más frecuentes en los hombres. En las mujeres, fueron los cánceres de mama, colorrectal, pulmón y útero.

Hay avances, pero existen desigualdades

La tasa de mortalidad por cáncer disminuyó un 8 % entre 2011 y 2019. También se registraron un 10 % y un 5 % menos de muertes en hombres y mujeres, respectivamente, gracias a los avances en cribado, nuevos tratamientos y vacunación.

Pero el cáncer sigue representando el 26 % de la mortalidad por todas las causas, solo por detrás de las enfermedades cardiovasculares. La tasa anual de muertes relacionadas con el cáncer es aproximadamente la misma que el total acumulado de muertes por COVID-19 desde que empezó la pandemia.

Las mayores tasas de mortalidad por cáncer, un 50 % superiores a la media de la Unión Europea, se registraron en Hungría, seguida de Croacia, la República Eslovaca, Eslovenia y Polonia. Chipre y Malta registraron las tasas de mortalidad más bajas.

"Todos los datos que llegan sobre el cáncer hablan de las medias de los países y no de las desigualdades", añade Pearson. "Por ejemplo, la tasa de mortalidad de los hombres es casi un 75 % superior a la de las mujeres en todos los países de la Unión Europea. La mortalidad por cáncer es 2,5 veces mayor en los hombres con bajo nivel educativo que en los de alto nivel".

¿Qué pueden hacer los sistemas sanitarios?

La mejora de la prevención del cáncer, la calidad de la atención, la accesibilidad al tratamiento y el cribado, y la capacidad de recuperación son fundamentales para reducir las desigualdades en la atención oncológica en los países de la Unión Europea.

Gran parte de las diferencias socioeconómicas y de género en el cáncer se deben a factores de riesgo modificables. Por ejemplo, las personas con rentas bajas fuman un 50 % más que aquellas con rentas altas. Además, la obesidad también está creciendo en todos los países y el alcohol se asocia a cerca del 8 % de todos los casos de cáncer. La tasa de participación en el cribado también es menor en las personas con menor nivel educativo. Las mujeres con un alto nivel de estudios se someten al cribado del cáncer de cuello de útero dos veces más que las de bajo nivel.

Las campañas de concienciación pública y las intervenciones en los centros de atención primaria pueden mejorar la prevención del cáncer, pero "Europa no hace suficientes". El gasto en prevención está estancado en el 3,4 % en los países de la Unión Europea", afirma Pearson.

También hay una gran variación en los tratamientos oncológicos aprobados y cubiertos por la seguridad social en los distintos países, desde más del 90 % en Alemania y Dinamarca a solo el 50 % en Letonia y Malta. "Esto repercute en el acceso a los tratamientos oncológicos e impulsa algunas de las desigualdades en la atención oncológica. También hay otros factores, como la baja densidad de equipos de radioterapia, la escasez de mano de obra y la falta de médicos de atención primaria y oncólogos", añade.

Las tasas de supervivencia a cinco años han aumentado en la mayoría de los países de la Unión gracias a la introducción de equipos multidisciplinares, redes de oncología, guías clínicas y acceso rápido a los medicamentos, pero las variaciones entre países sugieren que hay margen de mejora. En el cáncer de mama, por ejemplo, la supervivencia a cinco años ha aumentado del 76 % al 83 % en la última década, pero sigue variando entre países, del 74 % al 89 %.

El diagnóstico precoz, la garantía de calidad de los programas de cribado, la aplicación de guías nacionales, la acreditación de los servicios de los centros oncológicos, el aumento de la mano de obra, las licencias profesionales en los programas de formación y las redes de atención oncológica mejorarán la calidad de la asistencia.

La recopilación periódica de datos es importante para medir la calidad de la atención e informar la política y la práctica.

"Tenemos que mejorar la capacidad de resistencia, teniendo en cuenta lo ocurrido durante la pandemia de la COVID-19", afirma Pearson. "Uno de los mayores errores que se cometieron en los sistemas sanitarios durante la pandemia fue limitar el acceso al cribado, y esa es la lección que todos debemos aprender en caso de que se produzcan [situaciones] similares en el futuro".

"Mejorar la formación del personal, la recopilación de datos, utilizarlos para mejorar la organización de la atención clínica, garantizar la continuidad de la asistencia y aumentar el gasto en prevención sanitaria son formas de contribuir a la resiliencia", sugiere.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis.com