¿Dejarías que Apple se encargue de la cumplimentación terapéutica?
- Santiago Appdemecum
- Salud Digital
La biografía de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson es seguramente la más completa y objetiva de las que se han publicado, y su edición tuvo lugar justo a los pocos meses de la muerte del creador de Apple. Se trata de una semblanza en la que se muestra un interesante paralelismo entre la trayectoria del personaje y el desarrollo de los distintos productos que ideó a lo largo de su vida. Al llegar al iPhone, se cuenta un dato que es bastante llamativo desde la perspectiva de hoy en día. Resulta que cuando se diseñó este dispositivo -que claramente ha transformado por completo la sociedad al incorporar en un aparato de bolsillo el acceso a todo tipo de información y funcionalidades-, Jobs apenas pensó en las aplicaciones que le podían dar vida. De hecho, creyó que las únicas apps que deberían poderse instalar eran las que venían con el propio teléfono, o las que hubiera desarrollado Apple como fabricante.
Cabe pensar si dentro de toda la genialidad que se le atribuye a Steve Jobs no había sitio para un pensamiento que supiera anticipar hasta qué punto los desarrolladores independientes iban a ser capaces de dotar al iPhone -o más tarde al iPad- de infinitas capacidades creativas y funcionales, en todos los campos imaginables. Incluso, el hecho de la que la propia Apple ha acabado generando una considerable vía de ingresos al cobrar un porcentaje de lo que se paga por esas aplicaciones en la App Store. Sea como fuere, hoy podemos apreciar que cualquiera de estos móviles, igual que ocurre en el ecosistema de Android, es un espacio en el que cabe todo aquello que alguien haya imaginado y sea capaz de programar.
Sin embargo, también se aprecia desde hace tiempo que algunas de las más útiles aplicaciones que se han creado por terceros para que rueden en un iPhone o un Android pueden acabar siendo parte del propio sistema operativo, y por tanto se integran en el mismo teléfono como parte de él y sin que se necesario que se descarguen. Tal vez el ejemplo más banal sea el de la app de la linterna, que comenzó siendo de las que había que descargar expresamente, y ahora ya viene puesta de fábrica si necesidad de que un tercero las ofrezca. O también, las notas de voz, o las aplicaciones para traducir texto o la calculadora científica.
El hecho de que una determinada funcionalidad llegue a estar integrada en el sistema operativo no tiene relación sólo con la intención de acaparar una misión que de otra manera dependería de la voluntad de una empresa tercera dispuesta a ofrecer la app, o con los deseos de excluir a esos desarrolladores. En realidad, la ventaja esencial es que esa funcionalidad puede disponer de una mejor relación con las otras funcionalidades de ese mismo sistema operativo, al estar “flotante” junto a las demás. Por ejemplo, una nota de voz grabada por la app nativa es más fácil que se pueda trasladar a la estructura de archivos, o que se utilice para la transcripción escrita o la traducción. Diríamos que todo queda en casa, donde es más fácil deambular entre diferentes habitaciones, intercambiando datos sin fricciones.

Nuevas funciones para el control de la medicación.
Esta reflexión tiene que ver con las nuevas funciones de control de la medicación que se acaban de presentar en la WWDC 2022, la conferencia de desarrolladores que Apple convoca cada año un poco antes del verano. Esta es una cita en la que se presentan las novedades que llegarán a los sistemas operativos de los iPhone, Watch, iPad y ordenadores Mac en un par de meses; es decir, qué cosas podrán hacer por sí mismos y que nuevas experiencias proporcionarán. La intención que tiene convocar a los desarrolladores es que aprendan a aprovechar esas funciones en el diseño de otras, o que las hagan compatibles con las que se les ocurra proyectar.
Precisamente este año, Apple ha decidido dotar a los iPhone y los Watch de un nuevo módulo propio en sus sistemas operativos que permitirá a los usuarios llevar un control de su medicación, algo que ya se podía hacer hasta ahora mediante apps de terceros que estaban disponibles para su descarga.
Estas aplicaciones nacieron para ofrecer una ayuda a quienes debían mantener una pauta de toma de medicamentos prescritos, para mejorar la adherencia y la cumplimentación. Básicamente, consisten en la unión de un modelo de programación con uno de alertas. El paciente introduce en su teléfono inteligente el nombre de sus medicamentos y las horas a las que el médico le ha indicado la toma, y una alerta avisará de que hay que hacerlo. Además, es posible emplear la aplicación para verificar que efectivamente esa toma se ha cumplimentado, y así poder llevar un control de la estabilidad de uso del medicamento.
Estas aplicaciones, en distinto grado de sofisticación y con mayor o menor acierto en la forma de presentar su interfaz, ya estaban disponibles para cualquiera que las necesitara. Sólo por poner algunos ejemplos, tenemos a “Recordatorio de Medicación”, “Medisafe Medication Management” o “Biva Recordatorio Medicamentos”.

¿Sabrá Apple qué medicamentos tomamos?
Lo que Apple ha anunciado y veremos en todos los iPhone y Watch que se actualicen a partir de septiembre de 2022 es una aplicación nativa que, por lo que sabemos hasta el momento, no inventa nada nuevo, pero sin duda acabará siendo la más usada y la referencia para millones de personas, por la sencillez y operatividad que encontrarán en ella. Su nombre en inglés es “Medications”.
La herramienta permite a los usuarios introducir una lista de los medicamentos que se deben tomar, y establecer un horario asociado a un recordatorio específico para cada tratamiento. Cuando llega el momento, las personas reciben una alerta en su iPhone o Apple Watch. Luego, pueden presionar la opción "tomado" u "omitido" para registrar su cumplimentación. La aplicación Salud -el “hub” del sistema en el que están los datos de este tipo- centralizará el seguimiento de la adherencia con la que un usuario toma sus medicamentos a lo largo del tiempo.
Estas funciones de recordatorio se han demostrado útiles para el subconjunto de pacientes en los que olvidarse de tomar un medicamento es la razón principal por la que no logran una buena adherencia, aunque parece mucho menos útil para otros grupos, como los que creen que un tratamiento no les es necesario, a los que una alerta de su teléfono no les motiva especialmente.
Una característica peculiar de esta nueva versatilidad del sistema operativo del iPhone es que las personas que usen esta aplicación nativa podrán compartir su historial de toma de medicamentos con sus familiares o incluso con sus médicos o cuidadores, a través de una función de mensajería integrada en la aplicación Salud.
Otras dos ventajas que se han anunciado pueden ser también de cierta ayuda. La primera es que los medicamentos se podrán identificar mediante el código de barras de sus envases o lectura del rótulo, sin necesidad de introducir manualmente el compuesto activo de que se trate. Lo segundo es que según se ha anunciado, se podrán generar alarmas especiales en el caso de que se detecten contraindicaciones entre los medicamentos que se hayan introducido previamente.
Está claro que para los usuarios de iPhone, esta aplicación va a ser mucho más fácil de usar que algunas de las de tipo independiente que ya están en el mercado. No hará falta descargar y configurar un programa separado, y todo estará integrado y optimizado en un mismo sitio y con los mismos códigos de estilos e interfaz que el conjunto del teléfono.
Todavía no se ha informado, no obstante, si en un futuro la información sobre los tratamientos ganará algún grado más de integración con las demás métricas sobre salud que maneja el iPhone, como las relativas al sueño, el ejercicio o el ritmo cardíaco. Todas convivirán en el mismo espacio, Salud, y es posible que un análisis conjunto sea valioso a efectos de investigación.
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