De los sueños de “las tabletas de chocolate” a los trastornos de la conducta alimentaria...

  • Dr. Thomas Kron

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Los efectos potencialmente nocivos de Instagram, TikTok y ciertos reality shows sobre la imagen corporal son bien conocidos y a menudo rechazados, especialmente en lo que respecta a la salud de las mujeres jóvenes. Pero los trastornos de la conducta alimentaria y los trastornos dismórficos corporales no son solo cosa de mujeres. La anorexia y la bulimia también afectan a los hombres (25-30 % de los casos). A menudo este trastorno se asocia con el exceso de actividad deportiva lo que puede llevar a no reconocer los síntomas sumado a que el diagnóstico en los hombres suele ser difícil... sobre todo porque rara vez buscan ayuda como lo hacen las mujeres.

Los mismos síntomas que las mujeres

Según la Dra. Barbara Mangweth-Matzek (psicóloga de la Universidad de Medicina de Innsbruck, Austria), en el 25-30 % de los casos el diagnóstico de un trastorno de la conducta alimentaria se realiza en un paciente masculino. [1] Aunque las primeras descripciones clínicas de los trastornos de la conducta alimentaria en los hombres se remontan al siglo XVII, "la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa siguen considerándose enfermedades típicamente femeninas. Después de 300 años de historia de la medicina y la psiquiatría, todavía se les mira con asombro.

Sin embargo, desde 1980 se han realizado estudios sobre la especificidad masculina de los trastornos de la conducta alimentaria. "Los síntomas de un trastorno de la conducta alimentaria son esencialmente los mismos para hombres y mujeres", explica Barbara Mangweth-Matzek, "la bulimia tiene muchos puntos en común entre ambos sexos. Los principales rasgos sintomáticos de la anorexia son la pérdida de peso de manera deliberada que da lugar a un peso inferior al normal, la fobia al sobrepeso a pesar de estar por debajo de lo normal, y una imagen corporal alterada o la falta de conciencia de la enfermedad. Pero a diferencia de las mujeres, los hombres con anorexia suelen tener un historial de sobrepeso.

En este contexto, se hace demasiado poco hincapié en la sobreactividad deportiva, que puede ser muy pronunciada. Como el deporte sigue considerándose sinónimo de salud, a menudo puede llevar a no reconocer los síntomas. Además, es muy difícil reconocer patrones patológicos "en el contexto del deporte". Así, según Barbara Mangweth-Matzek, hay hallazgos científicos que demuestran que los hombres suelen utilizar el deporte extremo como "un método de compensación bulímica, y no el vómito inducido, que es muy típico en las mujeres."

“La tableta de chocolate”, muy buscada por algunos hombres 

Una particularidad de los trastornos de la conducta alimentaria en los hombres es que suelen estar muy orientados a la musculatura, aspirando a un cuerpo excesivamente musculoso con la menor cantidad de grasa posible. El entrenamiento de fuerza regular y la elección de alimentos bien definidos dominan su vida diaria. Aquí es donde encontramos la dismorfia muscular, alteración de la imagen de uno mismo. Estos hombres nunca sienten que su musculatura esté a la altura de lo que consideran un ideal físico.

Vigorexia

Según muchos médicos e investigadores, la promoción o exhibición de cuerpos muy musculosos en internet puede tener un efecto perjudicial en la autoestima de hombres y adolescentes, ya que la sobreabundancia de fotos de abdominales con “tabletas de chocolate” y rostros de boybands les hace sentirse inferiores, tal y como informaba un artículo reciente del New York Times.[2] La búsqueda de pectorales perfectos es tan pronunciada que los psiquiatras hablan a veces de "vigorexia", una forma de dismorfia muscular que afecta sobre todo a los hombres y que se caracteriza por un aumento excesivo de peso y una dieta que les hace perder grasa y ganar músculo. Esta condición puede llevar a los jóvenes a obsesionarse con su apariencia y a mirarse constantemente (o no hacerlo) en el espejo.

Los hombres homosexuales y bisexuales se ven especialmente afectados

Los estudios demuestran que los trastornos de la conducta alimentaria son más frecuentes entre los hombres de orientación homosexual o bisexual. [1De hecho, los hombres homosexuales están claramente más afectados (del 2 al 8 %) que los heterosexuales (del 0,3 al 2 %) por estos trastornos. Se han propuesto varias hipótesis para explicar este fenómeno: "los no heterosexuales suelen experimentar su cuerpo como un objeto sujeto a un ideal de belleza delgado y musculoso, por lo que suelen sufrir insatisfacción con su imagen corpora”l. Además, los trastornos de la conducta alimentaria pueden producirse como resultado del estrés al que están expuestos como miembros de una minoría social.

El doble estigma dificulta la búsqueda de ayuda

Ambos sexos suelen sentir vergüenza, negar la enfermedad y aislarse. En el caso de los hombres, esto se ve agravado por el hecho de que padecen una enfermedad que, según la percepción pública, es típicamente femenina. Esto supone un doble estigma. "Por lo tanto, es poco probable que los hombres afectados hablen de sus trastornos de la conducta alimentaria por su cuenta. Estos comportamientos deben abordarse con claridad y empatía, ya sea de forma rutinaria o en caso de sospecha", subraya Barbara Mangweth-Matzek.

Tratamiento

Las personas con trastornos de la conducta alimentaria rara vez buscan ayuda por este motivo, o esperan años antes de buscarla. El doble estigma de los hombres con trastornos de la conducta alimentaria también contribuye a su "falta de voluntad para buscar tratamiento".

El tratamiento ambulatorio y hospitalario se basa en los mismos principios para ambos sexos. La atención se centra en el aumento de peso mediante la ingesta de alimentos de alto contenido calórico en la anorexia, y en la detención de los atracones y el consiguiente comportamiento compensatorio en la bulimia. En ambos casos, el objetivo es reestructurar la conducta alimentaria. La identificación de miedos y creencias y la recuperación de la confianza en uno mismo, en el propio cuerpo y en el tejido social son temas importantes en la terapia conductual individual. El objetivo principal es el desarrollo de una relación de autoconciencia que a menudo ya no existe o está muy alterada en estos pacientes.

Este artículo fue publicado originalmente en Univadis Alemania.