¿Cuál es la seguridad de los tratamientos dirigidos contra el cáncer renal?

  • Chen DY & al.
  • JACC CardioOncol

  • Univadis
  • Clinical Summary
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De acuerdo con un nuevo estudio, los tratamientos dirigidos para los pacientes con cáncer renal avanzado se asocian con un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares graves que el tratamiento con citocinas.

En un estudio retrospectivo de cohortes, el Dr. Dong-Yi Chen, de la Universidad de Chang Gung (Taiwán), y sus colaboradores evaluaron a 2.785 pacientes con carcinoma renal avanzado que habían recibido tratamiento dirigido (sunitinib, sorafenib, pazopanib, everólimus o temsirólimus) o tratamiento con citocinas (interleucina-2 o interferón γ) entre 2007 y 2018.

En total, el 81 % de los pacientes recibió tratamiento dirigido frente al 19 % que recibió tratamiento con citocinas.

Los pacientes que recibieron tratamiento dirigido tenían más probabilidades de presentar complicaciones cardiovasculares graves que los que recibieron tratamiento con citocinas (hazard ratio [HR] ajustado: 1,80; intervalo de confianza 95 % [IC 95 %]: 1,19-2,74; p= 0,005). La incidencia de muerte cardiovascular fue significativamente más elevada en el grupo de tratamiento dirigido que en el grupo de tratamiento con citocinas (HR: 2,10; IC 95 %: 1,29-3,41; p= 0,002).

La mediana del tiempo transcurrido hasta las complicaciones cardiovasculares graves en los grupos de tratamiento dirigido y de tratamiento con citocinas fue de 9,9 y 7,0 meses, respectivamente. La mediana de la supervivencia global fue de 13,0 y 8,0 meses en los grupos de tratamiento dirigido y de tratamiento con citocinas, respectivamente.

“Estos resultados pueden orientar la evaluación del riesgo cardiovascular al sopesar el uso de tratamientos dirigidos contra el cáncer para pacientes con carcinoma renal avanzado en la práctica clínica de la vida real”, escribieron los autores del informe, que apareció en el JACC: CardioOncology.

En el estudio se señala que un tipo de tratamiento dirigido, los inhibidores de la tirosina cinasa del receptor del factor de crecimiento del endotelio vascular, se ha relacionado con tasas más elevadas de complicaciones cardiovasculares graves (intervalo de riesgo relativo: 1,38-22,7). Asimismo, ha habido informes que relacionan otro tipo de tratamiento dirigido, los inhibidores del blanco farmacodinámico de la rapamicina, con las complicaciones cardiovasculares graves.

Los dos grupos eran de sexo, edad y divisiones socioeconómicas similares. En conjunto, los grupos se componían de un 74 % de hombres y la mediana de edad era de 63 años; el 68 % presentaba hipertensión arterial.

Después de la ponderación estabilizada por probabilidad inversa del tratamiento, las tasas ajustadas de incidencia de complicaciones cardiovasculares graves fueron de 6,65 y 3,36 por 100 años-persona en los grupos de tratamiento dirigido y de tratamiento con citocinas, respectivamente. Los autores escribieron: “El mayor riesgo cardiovascular del grupo de tratamiento dirigido fue impulsado principalmente por los pacientes que recibieron tratamiento con inhibidores de la tirosina cinasa del receptor del factor de crecimiento del endotelio vascular”.

Dos fármacos se relacionaron con tasas significativamente más elevadas de complicaciones cardiovasculares graves en comparación con el fármaco de referencia, sunitinib: el inhibidor de la tirosina cinasa del receptor del factor de crecimiento del endotelio vascular, sorafenib (HR univariable: 1,94; IC 95 %: 1,11-3,39; p= 0,021), y el blanco farmacodinámico de la rapamicina, temsirólimus (HR univariable: 2,11; IC 95 %: 1,24-3,59; p= 0,006). El fármaco de tratamiento dirigido utilizado con más frecuencia fue sunitinib.

Entre los pacientes que recibieron tratamiento dirigido, varios factores se relacionaron con unas tasas más elevadas de complicaciones cardiovasculares graves, como unos antecedentes iniciales de insuficiencia cardiaca (HR: 3,88; IC 95 %: 2,25-6,71), fibrilación auricular (HR: 3,60; IC 95 %: 2,16‑5,99), tromboembolia venosa (HR: 2,50; IC 95 %: 1,27-4,92), accidente cerebrovascular isquémico (HR: 1,88; IC 95 %: 1,14-3,11) y edad ≥65 años (HR: 1,81; IC 95 %: 1,27-2,58).

De acuerdo con los autores, hay varias teorías sobre por qué el tratamiento dirigido puede aumentar el riesgo de complicaciones cardiovasculares graves. “Los inhibidores de la señalización del factor de crecimiento del endotelio vascular se han asociado con la hipertensión arterial”, observaron, que es un factor de riesgo de muerte de origen cardiaco. Además, “los inhibidores de la tirosina cinasa multirreceptores, incluidos los inhibidores del receptor del factor de crecimiento del endotelio vascular y del receptor del factor de crecimiento derivado de las plaquetas, podrían desestabilizar la red microvascular coronaria endotelial y reducir la reserva de flujo coronario, lo que lleva a un mayor riesgo de trombosis y de acontecimientos isquémicos arteriales, incluidos el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular isquémico”.

En un editorial adjunto se señaló que “este análisis es sólido e importante, y está bien presentado”. Los autores del editorial afirmaron: “Creemos que, una vez se ha diagnosticado a un paciente y se ha iniciado un tratamiento óptimo contra el cáncer renal metastásico de acuerdo con las directrices, hay que supervisar a las personas con pronóstico intermedio o favorable para detectar complicaciones cardiovasculares graves durante el primer año; este marco temporal se basa en parte en la mediana del tiempo transcurrido hasta el acontecimiento notificada por Chen y cols. En el caso de los pacientes con mal pronóstico, la supervisión debe decidirse caso por caso”.

El estudio recibió la financiación del Hospital Conmemorativo Chang Gung. Los autores declararon que no tenían intereses competitivos.