COVID-19 asociado con un mayor riesgo de diabetes en los jóvenes

  • Miriam E. Tucker

  • Maria Baena
  • Noticias de Medscape
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La infección por SARS-CoV-2 se asoció con un mayor riesgo de diabetes entre los jóvenes, mientras que otras infecciones respiratorias agudas no, según indican nuevos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.[1]

Los resultados de dos grandes bases de datos de reclamos de salud de Estados Unidos se publicaron el 7 de enero en un comunicado anticipado en el Morbidity and Mortality Weekly Report de los CDC por Catherine E. Barrett, Ph. D., y sus colaboradores del equipo de respuesta de emergencia COVID-19 de CDC y la Division of Diabetes Translation.

Los médicos deben dar seguimiento a las personas menores de 18 años en los meses posteriores a una infección por SARS-CoV-2 para detectar una nueva aparición de diabetes, aconsejaron.

Los hallazgos, que están respaldados por estudios independientes en adultos, "subrayan la importancia de la prevención de la COVID-19 en todos los grupos de edad, incluida la vacunación para todos los niños y adolescentes elegibles, y la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas", enfatizaron Barrett y sus colaboradores.

El tipo de diabetes no pudo distinguirse de forma fiable de las bases de datos, lo que se señala como una limitación importante del estudio.

"La infección por SARS-CoV-2 podría provocar diabetes de tipo 1 o de tipo 2 a través de mecanismos complejos y diferentes", escribieron Barrett y sus colaboradores.

La evidencia emergente comenzó a sugerir, a mediados de 2020, que LA COVID-19 puede desencadenar la aparición de diabetes en personas sanas, según lo informado por Medscape. Posteriormente, se estableció un nuevo registro mundial para recopilar datos sobre pacientes con diabetes relacionada con LA COVID-19, denominado CoviDiab.

No está claro si la diabetes después de COVID-19 es transitoria o permanente

De una de las bases de datos utilizadas en el nuevo estudio, IQVIA, 80.893 personas menores de 18 años diagnosticadas con COVID-19 entre marzo de 2020 y el 26 de febrero de 2021 se compararon con personas de la misma edad y sexo durante ese periodo sin COVID-19 y a grupos prepandemia con y sin diagnóstico de enfermedad respiratoria aguda durante el 1 de marzo de 2017 al 26 de febrero de 2018.

De la segunda base de datos, HealthVerity, 439.439 jóvenes diagnosticados con COVID-19 entre el 1 de marzo de 2020 y el 28 de junio de 2021 se compararon con jóvenes de la misma edad y sexo sin COVID-19. Aquí no había un grupo de comparación prepandémico.

Los diagnósticos de diabetes se codificaron en el 0,08 % de los pacientes con COVID-19 frente al 0,03 % sin COVID-19 en IQVIA y en el 0,25 % frente al 0,19 % en HealthVerity.

Por lo tanto, los nuevos diagnósticos de diabetes tenían un 166 % y un 31 % más de probabilidades de ocurrir en personas con COVID-19 en IQVIA y HealthVerity, respectivamente. Y en IQVIA, las personas con COVID-19 tenían un 116 % más de probabilidades de desarrollar diabetes que las personas con enfermedades respiratorias agudas prepandémicas. Esas diferencias fueron todas significativas, mientras que las infecciones respiratorias no relacionadas con el SARS-CoV-2 no se asociaron con la diabetes, expusieron Barrett y sus colaboradores.

En ambas bases de datos, la cetoacidosis diabética fue más común al inicio de la diabetes entre aquellos con y sin COVID-19: un 48,5 % frente a un 13,6 % en IQVIA y un 40,2 % frente a un 29,7 % en HealthVerity. En IQVIA, un 22,0 % con enfermedad respiratoria aguda prepandémica presentó cetoacidosis diabética.

Barrett y sus colaboradores ofrecieron varias explicaciones potenciales para la asociación observada entre la COVID-19 y la diabetes, incluido un ataque directo a las células beta pancreáticas que expresan receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2, o a través de hiperglucemia de estrés resultante de la tormenta de citoquinas y alteraciones en el metabolismo de la glucosa.

Otra posibilidad es la precipitación a la diabetes por prediabetes; esta última es un trastorno presente en 1 de cada 5 adolescentes estadounidenses.

El tratamiento con corticoides durante la hospitalización podría haber provocado una hiperglucemia transitoria, pero solo entre un 1,5 % y un 2,2 % de los códigos de diabetes correspondían a diabetes inducida por fármacos o sustancias químicas. La mayoría eran para el tipo 1 o de tipo 2.

Alternativamente, el aumento de peso asociado con la pandemia también podría haber contribuido a los riesgos tanto de la COVID-19 grave como de la diabetes tipo 2.

"Aunque este estudio puede proporcionar información sobre el riesgo de diabetes después de la infección por el SARS-CoV-2, se necesitan datos adicionales para comprender los mecanismos patogénicos subyacentes, ya sea los causados por la infección por SARS-CoV-2 en sí misma o como resultado de los tratamientos, y si un diagnóstico de diabetes asociado a la COVID-19 es transitorio o lleva a una condición crónica", concluyeron Barrett y sus colaboradores.

Este contenido fue publicado originalmente en Medscape.com y adaptado para Medscape en español, parte de la Red Profesional.