Consenso de expertos sobre el manejo de las náuseas y vómitos en el inicio del embarazo

  • Caroline Guignot
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Aunque las náuseas y los vómitos relacionados con el embarazo suelen ser leves, aproximadamente un tercio de las mujeres presenta hiperémesis gravídica y entre el 0,3 y el 3,6 % requiere hospitalización en el primer trimestre en Francia. Dada la heterogeneidad en su manejo, un grupo de trabajo del Colegio Nacional de Ginecólogos y Obstetras Franceses (Collège National des Gynécologues et Obstétriciens Français, CNGOF) ha publicado un consenso para su definición y manejo en la práctica clínica.

Definición y gravedad

Las náuseas y los vómitos en el embarazo se definen como náuseas y vómitos que comienzan en el primer trimestre en ausencia de cualquier otra etiología.

La gravedad de estos acontecimientos debe basarse en la evaluación de la pérdida de peso desde el inicio del embarazo, los signos clínicos de deshidratación (sed, pliegues de la piel, hipotensión, oliguria, etc.) y la puntuación PUQE modificada (Pregnancy Unique Quantification of Emesis and Nausea, una puntuación de tres preguntas que va de 0 a 15, disponible en el texto completo del consenso de expertos).

Las náuseas y los vómitos en el embarazo se consideran no complicados cuando la pérdida de peso es <5 %, sin signos clínicos de deshidratación y se asocia a una puntuación PUQE ≤6. Por el contrario, la hiperémesis gravídica debe considerarse cuando se asocian con al menos uno de los siguientes signos: pérdida de peso ≥5 %, signos clínicos de deshidratación, puntuación PUQE≥7.

¿Qué hacer ante la hiperémesis gravídica?

Se debe solicitar una analítica con determinación de la calcemia, la natremia, la creatininemia y una tira reactiva de orina completa.

Si los síntomas persisten o empeoran a pesar de un tratamiento bien controlado, se recomienda una evaluación complementaria con una ecografía abdominal y una analítica completa (recuento de leucocitos, transaminasas, lipasa, proteína C reactiva, hormona estimulante de la tiroides [TSH], T4).

Se requiere la hospitalización en los siguientes casos: pérdida de peso >10 %, signos clínicos de deshidratación, puntuación PUQE >13, hipocalemia <3,0 mmol/L, hiponatremia <120 mmol/L, nivel de creatinina >100 µmol/L, resistencia al tratamiento.

¿Cuál es el manejo clínico?

Se sugiere suspender las vitaminas prenatales y los suplementos de hierro en el primer trimestre, ya que estos últimos parecen empeorar los síntomas, y continuar únicamente con los suplementos de ácido fólico.

Las mujeres son libres de ajustar su dieta y su estilo de vida para adaptarlos a sus síntomas, ya que no se ha descrito ningún cambio en estas prácticas que mejore los síntomas.

El jengibre o la vitamina B6, si se utilizan (en ausencia de un beneficio demostrado), deben reservarse para las mujeres con una PUQE≤6. Lo mismo ocurre con la acupresión, la acupuntura y la electroestimulación, que solo deben considerarse en las formas no complicadas. La aromaterapia no se recomienda debido a los posibles riesgos asociados a los aceites esenciales y a la falta de eficacia demostrada.

Para el tratamiento sintomático, es preferible el uso de fármacos con el menor número y gravedad de efectos secundarios en ausencia de la superioridad de una clase de fármacos sobre otra.

En los casos de hiperémesis gravídica que justifiquen la rehidratación parenteral, se recomienda la administración sistemática de suplementos de vitamina B1 para prevenir la aparición de la encefalopatía de Wernicke. Debe ofrecerse apoyo psicológico a todas las pacientes afectadas debido al impacto negativo de esta enfermedad en el bienestar psicológico. Deben ser informadas de la existencia de asociaciones de pacientes que participan en el apoyo a estas mujeres y sus familias.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Francia.