¿Cómo actúan los servicios de urgencias en los casos de sumisión química?

  • Andrea Jiménez

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Son casi ya 200 denuncias de sumisión química realizadas por mujeres en España en lo que llevamos de verano en comunidades como el País Vasco, Valencia, Islas Baleares, Cataluña o Navarra. Pero, como señala Ángel Díaz, adjunto del servicio de Urgencias del Hospital Universitario Infanta Cristina, “no se ha podido detectar ninguna sustancia en la sangre de las víctimas”, ni ha sido vinculado a algún delito.

El fenómeno del needle spiking, en el cual mujeres jóvenes son atacadas con un pinchazo de aguja en el cuerpo en zonas de ocio, es una reciente práctica no solo denunciada en nuestro país, sino en otras partes de Europa y el mundo. “Lo que no son nuevos son los casos de sumisión química, solo ha cambiado la modalidad. Desde que soy médico hace más de 10 años he atendido diversos casos”, expone Díaz. “Hace solo tres meses atendimos a una chica a la que después de echarle alguna sustancia en la copa y drogarla, le quitaron las llaves de su casa y le robaron”, detalla el urgenciólogo.

Aunque todavía se desconoce lo que está propiciando esta reciente situación, en los últimos años se ha observado un incremento en el número de agresiones, desde robos a agresiones sexuales, bajo la influencia de sustancias psicotrópicas cuyos efectos disminuyen la capacidad de la víctimauida su capacidad para identificar una situación de peligro o resistirse a la agresión y son aprovechados para llevar a cabo el delito. 

Como expone en su página web la Comunidad de Madrid, se definen hasta tres tipos de sumisión química:

  • La oportunista: cuando la víctima ingiere de manera consciente y voluntaria drogas o bebidas alcohólicas y el agresor aprovecha su estado para cometer los delitos.
  • La proactiva: el agresor intoxica a la víctima de forma deliberada sin consentimiento ni conocimiento de ésta.
  • La sumisión química mixta: cuando se combina el consumo voluntario e involuntario de sustancias. 

El principal síntoma de sumisión química son los episodios de amnesia, “la víctima no se acuerda de nada o solo de momentos”, señala Díaz. El cuadro clínico derivado de este tipo de agresiones también presenta pérdida del conocimiento, habla pastosa, alteraciones visuales, somnolencia o confusión. “Normalmente le falta dinero en la cuenta corriente o le han robado algo. Es frecuente que sientan que ocurrió algo, pero no recuerdan qué”, detalla el especialista del Hospital Universitario Infanta Cristina. Desde el punto de vista clínico, pueden presentar daños físicos o lesiones en el cuerpo, sobre todo el en el área genital, lo que revela la agresión sexual”, añade Díaz.

Ante la sospecha de ser víctima de las anteriores, los urgenciólogos recomiendan pedir ayuda y acudir a emergencias, así como seguir los protocolos de actuación que distintas comunidades autónomas, instituciones médicas y servicios de urgencias han publicado en las últimas semanas. Entre ellas la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencia (SEMES), que ha difundido diversas infografías que resumen tanto información sobre la sumisión química como una guía de actuación en urgencias contra la práctica.

Activar el protocolo lo más rápido posible

Los protocolos fijados, que abarcan estudios toxicológicos, parte de lesiones y aviso a autoridad judicial, constituyen una guía de cómo deben actuar los servicios de urgencias y emergencias ante la sospecha de este tipo de ataques. 

Como explica el documento de la SEMES, según el estado clínico de la víctima, se debe administrar anticoncepción de emergencia y profilaxis frente a patógenos que causan las enfermedades de transmisión sexual más comunes como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), gonorrea, clamidia, tricomoniasis y sífilis. No solo es importante prevenir las enfermedades de transmisión sexual, sino otras infecciosas como la hepatitis B y el tétanos.

Entre los principales indicadores de sospecha de víctima por sumisión química se destacan los siguientes:

  • La víctima sufre amnesia total o parcial, o tiene "flashbacks".
  • Se ha despertado en un lugar desconocido y/o desnuda o con la ropa mal puesta.
  • Tiene el recuerdo o la sensación de haber mantenido relaciones sexuales y/o haber sido víctima de una agresión sexual.
  • Hay presencia de fluidos desconocidos en el cuerpo (semen), lesiones o alteraciones en zonas genitales.

“Entre los estudios toxicológicos, se deben tomar muestras de sangre y orina lo más rápido posible”, asegura Díaz. “Normalmente se utilizan sustancias de metabolismo y eliminación rápidos y para cuando la víctima se decide a denunciar la situación y acudir a urgencias han pasado ya 24 horas, con lo cual no se puede detectar la droga en la muestra”, aclara.

¿Cómo funcionan las sustancias utilizadas en este tipo de ataques?

Desde SEMES se señala que las sustancias que con más frecuencia se emplean en la sumisión química son las depresoras del sistema nervioso central, de acción rápida y de corta duración. Suelen ser sustancias solubles en medio acuoso, insípidas, incoloras e inodoras. El alcohol es el más común, representando el 75 % de los casos. También destacan las benzodiacepinas, que producen automatismos y amnesia. La gammahidroxibutirato (GBH), sustancia que tiene un efecto rápido y desaparece pronto del organismo, y otras sustancias como cannabinoides, escopolamina (que actúa como antagonista competitivo no selectivo de los receptores muscarínicos) o la ketamina, anestésico de efecto rápido.

Como señala Díaz, “cuando se producen casos de sumisión química en nuestro servicio de urgencias activamos la cadena custodia de las muestras”. Para que no se pueda alegar después que la muestra fue manipulada, las tomas de sangre y orina se recogen bajo la supervisión de todo un equipo, desde el jefe del hospital o del servicio, hasta la supervisora de enfermería. “Personal de seguridad acompañan a los sanitarios a dejar la muestra al laboratorio, donde se guarda baja llave. O la propia policía la lleva directamente al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF)”, detalla el urgenciólogo.

En los casos que así lo requieran se estabilizan se estabilizan los efectos de la sustancia tóxica en el cuerpo de la víctima  a nivel clínico y se llevan a cabo distintas pruebas complementarias, como una radiografía. “Si hay signos de agresión sexual, se activa entonces el protocolo específico para ello, que abarca la valoración de los especialistas en ginecología”, destaca Díaz.

“Si después de pasar 24 horas en urgencias la paciente recupera nivel de conciencia y recuerda todo, a excepción de periodo amnesia por el efecto de la droga, y no tiene lesiones ya se le da de alta”, agrega.

La importancia de una atención integral y denunciar la agresión

Como destaca el protocolo de la SEMES, los sanitarios “deben dar apoyo a la víctima, dando veracidad a su relato y evitando que tenga que repetirlo a varios profesionales”. La víctima debe estar acompañada en todo momento, así como supervisada. “Además de ser valorada en el área de psiquiatría, a la paciente se le hace una consulta por un trabajador social, que hará un seguimiento posterior de su caso”, cuenta el urgenciólogo y advierte de la importancia de denunciar lo más rápido posible este tipo de casos, cada vez más denunciados.

En España los tribunales condenan a más de mil personas cada año por abusos, pero las estadísticas no reflejan cuántos de esos delincuentes sexuales han usado alguna droga o sustancia para someter a sus víctimas. Como denunció en un informe la Federación de Mujeres Jóvenes, organización que ha solicitado en numerosas ocasiones que se pongan en marcha medidas urgentes de protección, atención y prevención para frenar el aumento de la violencia sexual y de los ataques grupales, en el 2021 se registraron en España 2.143 denuncias por agresiones sexuales, un 34 % más que en 2020, denunciándose hasta 47 agresiones sexuales múltiples.

Según datos del Ministerio de Interior, el 84 % de las víctimas de delitos sexuales contra la libertad e indemnidad sexual son mujeres. Y como recogen las estadísticas del Servicio de Información Toxicológica del INTCF, la sumisión química está involucrada en un 20-30 % de las agresiones sexuales. No obstante, en los casos de este nuevo fenómeno del verano no se han podido demostrar sustancias tóxicas en la sangre.

Desde el programa Energy Control de la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), que tiene como objetivo la reducción de los riesgos de quienes consumen droga, se pone en duda que se pueda físicamente administrar dichas sustancias con el fin de cometer agresiones, alegando que “el hecho de que no se detecten sustancias no necesariamente implica que se trate de sustancias que se eliminan rápidamente del organismo, sino que, simplemente, puede que no se estén inyectando”.

Como apunta, Díaz, con experiencia clínica en casos de sumisión química, “aunque todavía no sepamos bien lo que está pasando, lo importante es que tantos los centros sanitarios como los profesionales estemos preparados y actuemos lo más rápido posible cuando una víctima nos llegue a urgencias”.