Chemsex en España, una conducta de riesgo que no cesa
- Olga Fernández Castro
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Chemsex: ¿en qué consiste y qué se busca con esta práctica?
El término chemsex, de origen británico, surge de la fusión de las palabras chems (derivada de chemicals, como alusión a las drogas) y sex (sexo). El hecho de unir drogas con sexo da como resultado una conducta de riesgo, cuya clave está en el tiempo: a mayor duración de las relaciones sexuales, mayor exposición a diversos daños.
El documento de consenso del 2º Foro Europeo de Chemsex, define el chemsex como “un tipo particular de práctica de consumo sexualizado de sustancias, entre hombres gais, bisexuales, otros hombres que tienen sexo con hombres, y personas transsexuales y no binarias que participan en la 'cultura de sexo casual o sin compromiso’ gay”. Sin embargo, los estudios se han realizado solo en el ámbito de hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres.
“Algunas de las sustancias que se consumen en el contexto del chemsex pueden implicar graves impactos para la salud y mantener las prácticas en el tiempo aumenta el riesgo de que aparezcan efectos no deseados en la salud sexual, como enfermedades de transmisión sexual, o en la mental, como por ejemplo las adicciones”, explica Raul Soriano, sociólogo y consultor en chemsex que coordinó el grupo de trabajo "Abordaje del fenómeno chemsex" por iniciativa del Ministerio de Sanidad a Univadis España.
El estudio HOMOSALUD, el más reciente y amplio realizado en España, en el que participaron 2.843 hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH) usuarios de chemsex, refleja que las principales motivaciones relacionadas con esta práctica son aumentar la libido y/o desinhibirse sexualmente. EEl 38,5 % afirma haberse inyectado drogas para practicarlo, entre ellas las más frecuentes son la metanfetamina y mefedrona, y el promedio de tiempo de una sesión de chemsex oscila entre 6 y 24 horas.
Otro estudio, realizado por las ONG Imagina Más y Apoyo Positivo, muestra que parece existir una predilección por utilizar las aplicaciones de geolocalización como medio de comunicación para participar en el chemsex y también la importancia de las redes sociales, siendo el método de contacto preferido de los participantes.
Práctica en aumento
El número de personas que acuden a los centros de atención a las adicciones por chemsex en la ciudad de Madrid se ha incrementado respecto a 2019 y 2020 hasta llegar a su pico en el 2021 con 351 personas atendidas, según se refleja en el Plan de Adicciones de la Ciudad de Madrid 2022-2026. En opinión de Jordi Blanch, psiquiatra y director de los Servicios de Salud Mental y Adicciones del Hospital Universitario Santa María de Lleida, “la práctica de chemsex, que suele darse principalmente en las grandes ciudades, ha ido aumentando en los últimos años, aunque durante el confinamiento se frenó porque no había acceso a fiestas y locales. Tras el mismo, lo que vemos es que cada vez hay más gente que pide ayuda y consulta para tratar la adicción al chemsex”.
Impacto en la salud mental
En el documento "Abordaje de la salud mental del usuario con prácticas de chemsex" se explica el impacto de la práctica de chemsex en la salud mental y aclara que aunque en sí misma no es patológica, sí advierte que en personas vulnerables puede llegar con el tiempo a generar problemas de salud física y mental.
“Se utilizan una serie de drogas, como la metanfetamina, que son muy estimulantes y psicotizantes, de manera que algunas personas pueden sufrir síntomas psicóticos, sobre todo las más vulnerables”, apunta el psiquiatra Jordi Blanch. Quien aclara que el problema principal es la adicción a la conducta sexual con el uso de drogas.
“La combinación de dos drogas, como la mefedrona y GHB (gammahidroxibutirato), puede provocar depresión. Y también suele ocurrir que al dejar de consumir metanfetamina aparezca una depresión secundaria”, añade. En este sentido, Iván Zaro, trabajador social y sociólogo de Imagina Más, reclama incluir la salud mental a la hora de abordar el chemsex, ya que “no solo es consumo y enfermedades de transmisión sexual”.
¿Cómo abordar y prevenir el impacto de esta práctica?
Entre las mejoras que deben hacerse para prevenir y abordar el chemsex Raul Soriano destaca varias:
Investigación
Mejorar el consenso sobre cómo definir el chemsex para que los estudios puedan ser comparables.
Prevención
Son necesarios esfuerzos dirigidos a las personas expuestas a estas prácticas pero que todavía no se han iniciado en ellas. En este punto Ivan Zarco insiste en la importancia del trabajo de prevención con los más jóvenes: “Las aplicaciones móviles de contactos dan mayor visibilidad al chemsex, por eso es prioritario hacer labores de prevención, especialmente para los chicos más jóvenes, porque con 18 o 19 años se bajan la aplicación y buscan explorar y divertirse.
Con estas aplicaciones estamos normalizando el sexo con droga y esto puede ser peligroso para ellos. Gracias al Ministerio de Sanidad, a través de subvenciones, de proyectos y programas, las ONG podemos prestar ayuda de acompañamiento individual y grupal a personas que tienen problemas de consumo y también campañas de prevención en alianza con locales de sexo, con saunas, y también con este tipo de aplicaciones para que sean responsables”.
Asistencia
Es necesaria la coordinación entre los servicios y centros que atienden las necesidades de salud de estas personas para conseguir un abordaje integrado y también hay que seguir mejorando la formación de los profesionales en las ciudades donde estas prácticas son más prevalentes.
Otra asignatura pendiente, en opinión de Raul Soriano, es la identificación de este perfil de pacientes en los centros de atención a las adicciones, “actualmente la mayoría de comunidades autónomas no disponen de datos sobre el número de personas que han demandado atención profesional relacionada con usos sexualizados de drogas, por eso es necesario desarrollar y reforzar los sistemas de información y las herramientas de vigilancia epidemiológica para obtener y analizar datos actualizados del fenómeno de las adicciones, sus patrones y tendencias y su impacto en la salud pública”, finaliza.
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