Charles Dickens, un cuento de Navidad y el trastorno de amargura
- Dr. med. Thomas Kron
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Las personas que van por la vida siempre malhumoradas, con las comisuras de los labios hacia abajo y de corazón duro no son especialmente agradables ni para los demás ni para sí mismas. Charles Dickens describió hace más de 150 años lo desagradables que pueden llegar a ser estas personas en la novela navideña Cuento de Navidad, utilizando el ejemplo del misántropo Ebenezer Scrooge. Afortunadamente, hoy en día se puede ofrecer ayuda terapéutica a estos desafortunados congéneres.
Un prestamista amargado
El rico prestamista Ebenezer Scrooge no es una figura agradable. Amenaza repetidamente a su mal pagado empleado Bob Cratchit con el despido si no se ocupa de la chimenea para calentar un poco el frío estudio. Scrooge también siente poco amor por la gente necesitada, piensa que la Navidad es una pérdida de dinero y de tiempo.
Hoy en día, en la era de la medicina moderna y la medicalización, este desagradable comportamiento tiene naturalmente un nombre científico: Scrooge cumple las características del trastorno postraumático de amargura, explican el profesor Klaus Lewandowski (hasta 2018 director de la Clínica de Anestesiología y Medicina Intensiva del Hospital Elisabeth de Essen) y el teólogo y médico ético el Dr. Kurt W. Schmidt en Deutsche Medizinische Wochenschrift.
Las características del trastorno de adaptación
El profesor, el Dr. Michael Linden y sus colegas del grupo de investigación de rehabilitación psicosomática del Hospital Universitario Charité de Berlín han descrito detalladamente el trastorno de la amargura, que pertenece al grupo de los trastornos de adaptación.
Según los autores berlineses, los criterios principales del trastorno son:
- Debe identificarse un único acontecimiento vital negativo grave a raíz del cual se haya desarrollado el trastorno mental.
- El paciente es consciente de este acontecimiento vital y ve su estado como una consecuencia directa y duradera del mismo.
- El paciente experimenta el acontecimiento vital crítico como "injusto".
- Cuando se aborda el acontecimiento crítico, el paciente reacciona con amargura y agitación emocional.
- El paciente refiere repetidos recuerdos intrusivos del suceso, en algunos casos incluso es importante para él no olvidar.
- La capacidad emocional no está alterada. El paciente muestra un afecto normal cuando está distraído, incluso puede sonreír al pensar en la venganza.
- No existía ningún trastorno mental manifiesto en el año anterior al acontecimiento vital. El estado actual no es una recidiva de una enfermedad mental preexistente.
Según el portal de información Neurólogos y psiquiatras en la red, la amargura se desencadena por experiencias que se perciben como menosprecio, como una pérdida de la confianza o como una injusticia subjetivamente experimentada. La amargura suele impregnar entonces todos los ámbitos de la vida y va acompañada de síntomas como desesperanza, agresividad y sentimiento de impotencia, según los expertos del portal. En el centro hay un sentimiento subjetivo "de haber sido engañado o despojado de algo de lo que uno estaba convencido de tener derecho".
"La injusticia experimentada, las experiencias de humillación o incluso las vulneraciones de supuestos y valores básicos psicológicos centrales pueden afectar tanto a algunas personas, que se amargan por ello. Estas reacciones pueden producirse sobre todo cuando se experimentan decepciones dolorosas en ámbitos que significan mucho para ellas", explica la dra. Christa Roth-Sackenheim, de la Asociación Profesional de Psiquiatras Alemanes.
Este trastorno mental se observa sobre todo en el contexto de conflictos profesionales o privados, pero también puede desarrollarse como reacción a otros acontecimientos vitales negativos graves, como una enfermedad o un accidente. Roth-Sackenheim continúa explicando que las personas son especialmente susceptibles de enfermar en aquellas áreas "en las que están especialmente comprometidas y rinden bien". La amargura puede manifestarse entonces como un sentimiento hostil a la vida e ir acompañada de agresiones externas y contra uno mismo.
Terapia de la “sabiduría”
Según Michael Linden y sus colaboradores cabe suponer una prevalencia del trastorno de la amargura de entre el 2 y el 5 % de la población. Según los médicos berlineses, una opción de tratamiento para estos pacientes es la llamada "terapia de la sabiduría". La "sabiduría" es un campo relativamente nuevo de la investigación psicológica que se ha desarrollado en la investigación sobre la edad. La sabiduría puede definirse como la capacidad de afrontar situaciones vitales difíciles y, en última instancia, irresolubles. Desde un punto de vista clínico, es obvio promover terapéuticamente la “sabiduría" en pacientes con reacciones de estrés, especialmente de amargura, con la expectativa de que esto proporcione a los pacientes la capacidad de resolver los problemas existentes. Sin embargo, la "terapia de la sabiduría" no consiste en el asesoramiento vital ni en el desarrollo de soluciones al conflicto, "sino en la mejora de la psicopatología mediante la promoción de las funciones psicológicas necesarias para poder alcanzar la resolución del conflicto".
Scrooge McDuck: avaro y misántropo
Como explican Lewandowski y Schmidt, el avaro Ebenezer Scrooge es el modelo literario del Tío Gilito. En la versión original estadounidense se le conoce como Scrooge McDuck y en los cómics aparece como un misántropo solitario y rico que, sin embargo, también muestra repetidamente signos de amargura, como en el episodio Navidad en la montaña del oso: mientras espera la Navidad, que también le disgusta, pronuncia las siguientes palabras: "¡Soy diferente! ¡Todo el mundo me odia, y yo odio a todo el mundo!
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.
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