Caso clínico: un joven con dolor torácico agudo en el lado izquierdo

  • Dr. med.Thomas Kron
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Cuando los jóvenes sufren un infarto de miocardio se debe tener en cuenta el consumo de drogas ilícitas, especialmente el consumo de cocaína. Los pacientes que consumen cocaína también deben ser informados sobre este riesgo, aconsejan los autores de un caso clínico publicado hace unos meses en la revista médica Cureus.

El paciente y sus antecedentes

Los autores describen la historia clínica de un hombre de 23 años que acudió a urgencias porque desde primera hora de la mañana sentía dolor torácico en el lado izquierdo del esternón. Según los autores estadounidenses, dirigidos por la Dra. Latha Ganti (Medicina de Urgencias, Facultad de Medicina de la Universidad de Florida Central, Orlando), el joven también refería un leve dolor de cabeza. Además, señalaba sensación de falta de aire al subir escaleras, pero esto no era nada nuevo para él. No había indicios de traumatismos ni de cardiopatías en la familia. El paciente negó tomar medicamentos o drogas ilegales.

Pruebas complementarias

  • Constantes vitales: tensión arterial 138/93 mmHg, saturación de oxígeno 100 % en aire ambiente, temperatura corporal no elevada, pulso de 61 latidos por minuto, frecuencia respiratoria 16.
  • Exploración física anodina, sin dificultad respiratoria aguda.
  • La auscultación pulmonar y cardiaca era normal.
  • Sensibilidad en la parte media izquierda del esternón.
  • Circulación periférica normal.
  • Las pruebas de laboratorio revelan una elevación de: 
    • Glucosa (113 mg/dL)
    • Aspartato aminotransferasa (64 unidades/l)
    • Troponina I (4,31 ng/mL; rango de referencia 0,02-0,05)
    • Proteína C reactiva (1,84 mg/dl) y monocitos (0,8 k/mm3).
    • La radiografía de tórax y la tomografía computarizada de tórax fueron normales.
    • Ecocardiograma sin evidencia de vegetaciones.
    • Electrocardiogramas seriados: sin alteraciones.
    • Angiografía coronaria: sin alteraciones.

Como señalan los autores estadounidenses, los niveles de troponina ya eran elevados en el momento de la presentación inicial y siguieron aumentando de manera significativa. Durante un periodo de tratamiento de 62 horas, los niveles de troponina I alcanzaron un máximo de 12,30 ng/ml y descendieron a 0,84 ng/ml en el momento del alta. Una prueba de detección de drogas en la orina proporcionó entonces la pista diagnóstica decisiva: fue positiva para cocaína.

Discusión

La cocaína está asociada a varias enfermedades cardiovasculares, como infartos de miocardio, insuficiencia cardiaca, miocardiopatías, arritmias, disección aórtica y endocarditis.

La droga estimula el sistema nervioso simpático. La cocaína también actúa como antiarrítmico al bloquear los canales de sodio y potasio. De estos dos efectos primarios opuestos, el aumento de la actividad simpática a dosis bajas de la cocaína supera el efecto anestésico local a dosis más altas. Además, la cocaína estimula la liberación de endotelina-1, un potente vasoconstrictor, e inhibe la producción de óxido nítrico, el principal vasodilatador producido por las células endoteliales. La cocaína también favorece la trombosis al activar las plaquetas, aumenta la agregación plaquetaria e incrementa la coagulación de la sangre.

La droga aumenta la demanda miocárdica de oxígeno al incrementar tanto la frecuencia cardiaca como la presión arterial. El efecto de la cocaína sobre la frecuencia cardiaca y la presión arterial depende de la dosis. Además, la cocaína disminuye la oxigenación a través de la vasoconstricción coronaria. La vasoconstricción coronaria inducida por la cocaína se produce en segmentos coronarios normales, pero es más pronunciada en los segmentos ateroscleróticos. La combinación de consumo de cocaína y tabaquismo tiene un efecto aditivo sobre la vasoconstricción coronaria. Los consumidores de cocaína a largo plazo presentan disfunción endotelial coronaria, lo que aumenta la sensibilidad de los vasos a los efectos constrictores de las catecolaminas.

En un estudio transversal de consumidores de cocaína, el 32 % de los participantes declararon haber experimentado dolor torácico relacionado con la cocaína a lo largo de su vida. Casi el 80 % de estos sujetos eran hombres con una edad media de 37,5 años, y alrededor del 60 % de ellos consumían cocaína a diario. El estudio también halló una relación entre el aumento del consumo de cocaína y un mayor riesgo de infarto de miocardio.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.