Caso clínico oncología: un paciente con cáncer y antojo extremo de bebidas dulces

  • Dr. med. Thomas Kron
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La disgeusia no es solo un efecto secundario frecuente y desagradable de la quimioterapia, puede incluso tener consecuencias potencialmente mortales, tal y como muestra el caso de un paciente que Francisco Pombo y sus colegas del Centro Hospitalar do Tâmega e Sousa de Portugal han descrito en la revista especializada Cureus.

El paciente y sus antecedentes

El paciente era un hombre de 67 años con hipertensión, diabetes mellitus de tipo 2, insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular y adenocarcinoma de pulmón diagnosticado cuatro meses antes. Tras la resección del tumor, el hombre recibió quimioterapia adyuvante con cisplatino y vinorelbina. Dos días después de finalizar el segundo ciclo de quimioterapia, el paciente acudió a urgencias porque lo habían encontrado inconsciente.

Pruebas complementarias y diagnóstico

  • En la exploración en urgencias el hombre no respondía a los sonidos ni a los estímulos dolorosos y no hablaba. Presentaba pupilas reactivas a la luz y simétricas.
  • Tensión arterial 101/55 mmHg, pulso 126 latidos por minuto, frecuencia respiratoria 26, temperatura corporal normal (36,6 °C).
  • La gasometría reveló acidosis metabólica y respiratoria e hiperlactacidemia (5,5 mmol/L).
  • Electrocardiograma: fibrilación auricular.
  • Analítica: hiperglucemia marcada (2,255 mg/dL), insuficiencia renal aguda (urea de 59 mg/dL y creatinina de 2,02 mg/dL), hipernatremia (184 mmol/L) e hipopotasemia (2,4 mmol/L).
  • La tomografía computarizada craneal fue normal.
  • El análisis de orina y la ecografía urológica también fueron normales (ausencia de cuerpos cetónicos y de obstrucción del tracto urinario).
  • La osmolalidad sérica era de 343 mOsm/kg.
  • Diagnóstico: hiperglucemia hiperosmolar.

Tratamiento y evolución

El paciente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos donde se recuperó rápidamente tras la administración de insulina y líquidos. En la búsqueda de la causa de la evolución de la enfermedad se realizó una tomografía computarizada de cuerpo entero, que mostró una marcada expansión de líquido y gas del estómago y el colon. Según los autores, esto sugería una ingesta abundante de líquidos, por un lado, y un bezoar gástrico, por otro. La endoscopia digestiva alta no reveló ningún hallazgo patológico, por lo que se pudo excluir la hipótesis de un bezoar.

Tras una terapia exitosa de la neumonía por aspiración con insuficiencia respiratoria grave, el paciente fue trasladado a una sala normal de medicina interna, donde se le realizó una anamnesis completa y recuperó la consciencia. Como informan los autores portugueses, declaró que había desarrollado disgeusia grave (sabor metálico y ardor en la lengua) y polidipsia después de la última quimioterapia. Por lo que había bebido un gran número de refrescos muy azucarados (al parecer, unos once litros).

Según información adicional facilitada por los autores, el paciente padecía diabetes, que le había sido diagnosticada 10 años antes. Su control metabólico era inicialmente bueno (hemoglobina glicosilada [HbA1c] 5,2 %, cuatro meses antes de la hospitalización). Sin embargo, en el momento de la hospitalización, su nivel de HbA1c era del 10,3 %.

Se inició un tratamiento insulínico con un análogo de insulina de acción prolongada, que fue bien tolerado. Además, el hombre recibió recomendaciones dietéticas individuales de un dietista para controlar los niveles de glucosa en sangre, así como para aliviar los síntomas de la quimioterapia, como la disgeusia (evitación de la comida caliente, preferencia por la comida y las bebidas frías, evitación de las bebidas azucaradas, preferencia por las bebidas con limón u otros zumos de frutas, evitación de los cubiertos de metal y preferencia por los de plástico).

Discusión

La disgeusia es uno de los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia y puede afectar significativamente a la calidad de vida de los pacientes. La prevalencia es difícil de estimar. En una revisión sistemática, se notificó disgeusia en el 14 % al 100 % de los pacientes que recibían quimioterapia y radioterapia. La gravedad de la disgeusia depende del tipo de cáncer y del tipo de tratamiento.

Según la Dra. Catalina Högerle (Departamento de Otorrinolaringología, Hospital Universitario de Múnich), las principales causas de los trastornos del gusto son los traumatismos craneoencefálicos, las infecciones de las vías respiratorias superiores, los tumores, la exposición a sustancias tóxicas, las causas iatrogénicas (por ejemplo, el tratamiento dental o la radiación) y el síndrome de boca urente. Además, hay que tener en cuenta el estado dental y la higiene bucal, ya que los productos de descomposición microbiana podrían afectar a las células receptoras gustativas. 

La asociación de los trastornos olfativos y gustativos con numerosas enfermedades internas (como la diabetes, el hipotiroidismo, la enfermedad de Sjögren, las enfermedades renales y hepáticas), así como los trastornos olfativos y gustativos inducidos por fármacos (como aquellos causados por antibióticos, medicamentos tópicos) está adquiriendo cada vez más relevancia en la vejez. Como ejemplos encontramos aquellos debidos a antibióticos, medicamentos tópicos nasales, fármacos cardiovasculares antiparkinsonianos, citostáticos, antiepilépticos, antihistamínicos, anticolinérgicos y antidepresivos).

En el hombre de 67 años, la disgeusia se tradujo en un comportamiento bebedor extremo y una descompensación de la diabetes. Suele producirse en relación con una infección o un mal cumplimiento terapéutico por parte del paciente. Sin embargo, el consumo excesivo de una dieta rica en hidratos de carbono también puede desencadenar esta enfermedad.

En este hombre de 67 años, la descompensación comenzó con la quimioterapia. De hecho, según los autores, el cisplatino se ha asociado a hiperglucemia y, en casos raros, incluso a un estado hiperglucémico hiperosmolar. Los médicos portugueses creen que el cisplatino puede haber desempeñado un papel central en su paciente, al predisponerle a una descompensación hiperglucémica permanente, que finalmente desembocó en un cuadro potencialmente mortal desencadenado por la conducta de beber en extremo.

La disgeusia se asocia a diversos agentes quimioterapéuticos. Aún no se conocen los mecanismos etiológicos exactos. Sin embargo, existen algunas causas posibles, por ejemplo, daños en las células del gusto y el olfato, neurotoxicidad y xerostomía. La radioterapia también se asocia a la alteración de la estructura de las papilas gustativas y el epitelio oral. La estomatitis y la mucositis también desempeñan un papel importante. Este hombre de 67 años fue tratado con cisplatino y vinorelbina. Esta combinación se asoció a neuropatía sensorial periférica, mucositis oral y disgeusia.

Un posible tratamiento farmacológico es la administración de zinc, que supuestamente mejora la sensación del gusto, pero el efecto es limitado, explican Pombo y sus colaboradores. El mecanismo aún no se conoce del todo, pero el zinc es un cofactor de la fosfatasa alcalina, que es una enzima común en las papilas gustativas.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Alemania.