Cáncer tiroideo: el tratamiento doble restaura la absorción de yodo radioactivo

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En un nuevo estudio se aborda el “santo grial” en la oncología tiroidea: cómo reactivar el tratamiento con yodo radiactivo cuando deja de funcionar en pacientes con cáncer tiroideo.

Los investigadores informan de que la combinación del inhibidor de MEK trametinib y el inhibidor de BRAF dabrafenib restauró la absorción de yodo radioactivo en 2 de 6 pacientes (33 %) que sufrían cáncer tiroideo con mutación en BRAF.

Los investigadores señalan que este es el primer estudio en notificar la reabsorción con éxito de yodo radioactivo con un inhibidor de BRAF en pacientes portadores de la mutación. El equipo estuvo dirigido por el Dr. Manuel Weber, especialista en medicina nuclear en el Hospital Universitario de Essen (Alemania).

Además, el equipo señala que en una investigación anterior en la que se utilizó el inhibidor de MEK selumetinib por sí solo se restauró la absorción en solo 1 de 9 pacientes con mutaciones en BRAF (11 %).

El ensayo también confirmó que la inhibición de MEK por sí sola puede restaurar la absorción de yodo radioactivo en los pacientes sin mutaciones en BRAF. La absorción se restauró en 5 de 14 pacientes (36 %) que no eran portadores de la mutación.

Los resultados se publicaron el 1 de octubre en Clinical Cancer Research.

En el estudio en fase 2, los investigadores abordaron un problema que ha incomodado a los oncólogos durante décadas: cómo restaurar la absorción de yodo radioactivo en pacientes con cáncer tiroideo diferenciado irresecable/metastásico. El yodo radiactivo es el tratamiento de referencia, pero la enfermedad de la mayoría de los pacientes se vuelve resistente a él.

Como suele ocurrir en los estudios con este problema, a pesar de su importancia, en este nuevo estudio participaron solo unas pocas personas.

“Durante mucho tiempo se ha intentado usar fármacos dirigidos para reinducir la absorción [de yodo radiactivo]”, lo que se conoce como tratamiento de rediferenciación, “como el santo grial en la oncología endocrina”, pero los resultados hasta el momento no han sido muy alentadores. La nueva investigación contribuye “a nuestra comprensión sobre la mejor manera de abordar los tumores en función de su perfil molecular”, comentó la Dra. María Cabanillas, endocrinóloga oncológica en el Centro Oncológico MD Anderson en Houston (Texas, Estados Unidos), y sus colaboradores en un editorial adjunto.

Los editorialistas quedaron impresionados con los resultados del tratamiento combinado doble, pero les gustaría ver estudios adicionales para comprobar si la inhibición de BRAF por sí sola es capaz de restaurar la absorción de yodo radioactivo en pacientes con mutaciones en BRAF.

Debido a fracasos anteriores, al planificar este nuevo estudio, los investigadores pensaron que necesitaban una inhibición más potente de la señalización de la proteína cinasa activada por mitógenos (la vía metabólica que provoca la pérdida de sensibilidad al yodo radioactivo en el cáncer tiroideo) en pacientes con mutaciones en BRAF. Weber y sus colaboradores explican que decidieron que necesitaban una inhibición más potente que la que se obtiene con los inhibidores de MEK por sí solos, por lo que probaron una estrategia con 2 fármacos.

Los pacientes eran aptos para inscribirse en el estudio si presentaban cáncer tiroideo de origen folicular irresecable o resistente al yodo radioactivo. El equipo también exigió un tamaño mínimo de la lesión de 1,5 cm.

Los 20 pacientes que cumplían los requisitos recibieron tratamiento con 2 mg al día de trametinib durante 21 días, más la adición de 75 mg dos veces al día de dabrafenib en el caso de los 6 pacientes con mutaciones en BRAF.

Los 7 pacientes en los que se restauró la absorción de yodo radioactivo, según se confirmó mediante una prueba diagnóstica de medicina nuclear, recibieron entonces tratamiento con yodo radioactivo-131.

Cinco de los 7 mostraron una enfermedad estable en las pruebas diagnósticas en el plazo de un año, otro presentó una respuesta parcial y el último, una progresión de la enfermedad; estas se determinaron según los criterios RECIST 1.1.

No se obtuvo ninguna respuesta sólida, pero el equipo y los editorialistas están de acuerdo en que aun así fue una victoria porque, según dicen, el objetivo principal de restaurar la absorción de yodo radioactivo es retrasar el inicio del tratamiento con inhibidores de la tirosina-cinasa a largo plazo, debido a la importante carga económica, así como en la seguridad y en la calidad de vida, de estos fármacos.

En general, Weber y su equipo afirman que su estrategia “fue segura y produjo con éxito una rediferenciación en aproximadamente un tercio de los pacientes de cada grupo”.

Un paciente que logró con éxito la rediferenciación se sometió a un segundo tratamiento a los 2 años, lo que dio lugar a una mayor reducción del volumen tumoral y de los niveles de tiroglobulina.

Los autores comentan que hubo 1 acontecimiento adverso de grado 3 (fiebre) y 1 acontecimiento de grado 4 (exantema), pero ambos se resolvieron por sí solos.

La media de edad de los pacientes era de 65 años; estos se distribuían aproximadamente por igual entre hombres y mujeres. Diez pacientes presentaban carcinoma papilar tiroideo, 7 sufrían carcinoma folicular tiroideo y 3, carcinoma tiroideo mal diferenciado.

Una tasa de glucólisis tumoral baja, evaluada mediante tomografía por emisión de positrones con fluorodesoxiglucosa, pronosticó el éxito de la rediferenciación.

Una versión de este artículo apareció por primera vez en Medscape.com, que forma parte de Medscape Professional Network.