Cáncer de pulmón: la combinación de atezolizumab y bevacizumab mejora los desenlaces
- Univadis
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De acuerdo con un estudio publicado en JAMA Oncology, la combinación de atezolizumab y bevacizumab podría convertirse en un tratamiento de referencia de primera línea para los pacientes con carcinoma pulmonar no microcítico no epidermoide metastásico con una carga mutacional elevada en los tumores.
Entre los 38 adultos del ensayo abierto de un único grupo TELMA, la mediana de la supervivencia sin progresión con la combinación fue de 13 meses y la supervivencia global a los 12 meses, del 72 %.
La combinación se “asoció con unas tasas de supervivencia alentadoras y respuestas duraderas, y mostraba un perfil de seguridad favorable”, afirman los investigadores, dirigidos por el Dr. Mariano Provencio, oncólogo médico en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda en Madrid.
“Puede convertirse en un tratamiento de referencia en esta población”, indican.
Los fármacos antiangiogénicos, como bevacizumab, y los inhibidores de la apoptosis 1 y del ligando 1 de la apoptosis, como atezolizumab, parecen producir efectos sinérgicos en los pacientes con carcinoma pulmonar no microcítico, pero, como señalan los autores de un editorial adjunto, solo responde una minoría, incluso entre los pacientes con una expresión elevada del ligando 1 de la apoptosis.
Como resultado, existe una “necesidad urgente” de identificar biomarcadores predictivos para la selección de pacientes, explicaron el Dr. Biagio Ricciuti, becario de investigación, y el Dr. Mark Awad, oncólogo torácico, ambos del Instituto Oncológico Dana‑Farber en Boston.
El ensayo indica, haciendo eco de investigaciones anteriores, que una carga mutacional elevada en los tumores podría ser ese biomarcador. Los editorialistas están de acuerdo en que los resultados son “alentadores”, pero no tienen claro si extraer conclusiones del ensayo.
Dada la ausencia de comparaciones directas y la existencia de varias inmunoterapias de primera línea, incluido atezolizumab, ya disponibles contra el carcinoma pulmonar no microcítico metastásico con quimioterapia o sin ella, “el tratamiento de TELMA no debería incorporarse todavía a la práctica clínica para el tratamiento inicial del carcinoma pulmonar no microcítico avanzado, especialmente teniendo en cuenta los efectos tóxicos añadidos que se asocian con bevacizumab”, afirman.
Los 38 pacientes del ensayo presentaban carcinoma pulmonar no microcítico no epidermoide en estadios IIIB-IV y no habían recibido tratamiento con anterioridad. Estos presentaban unas cargas mutacionales elevadas en los tumores, definidas como 10 o más mutaciones codificantes somáticas por megabase en las muestras tumorales de acuerdo con la prueba diagnóstica acompañante FoundationOne.
Al igual que en otros ensayos de inmunoterapia, se excluyó a los pacientes con tumores con alteraciones en EGFR, ALK y ROS1. Los investigadores de TELMA también excluyeron a los pacientes con tumores con amplificaciones en STK11 y MDM2, que se han asociado con resistencia al bloqueo de la apoptosis 1 en el carcinoma pulmonar no microcítico.
Todos los pacientes recibieron 1.200 mg de atezolizumab más 15 mg/kg de bevacizumab el primer día de los ciclos de 3 semanas. El tratamiento continuó hasta que se produjo una progresión de la enfermedad, una toxicidad intolerable o la muerte.
Los criterios de valoración adicionales incluían una supervivencia sin progresión a los 12 meses del 51,3 %, una tasa de respuesta objetiva del 42,1 % y una mediana de la duración de la respuesta de 11,7 meses. Durante una mediana de seguimiento de 22,1 meses, no se alcanzó la mediana de la supervivencia global.
Los desenlaces tendieron a ser mejores entre los pacientes con cargas mutacionales elevadas en los tumores, lo que llevó a los editorialistas a indicar que el punto de corte de 10 mutaciones codificantes somáticas por megabase en TELMA “puede no ser lo bastante elevado” como para identificar a los pacientes con más probabilidades de responder al tratamiento.
Los niveles del ligando 1 de la apoptosis no se asociaron con los criterios de valoración del ensayo, lo que indica “que los niveles del ligando 1 de la apoptosis no tienen ningún valor añadido en la estimación de la respuesta ni de la supervivencia de la población con carga mutacional elevada en los tumores”, afirman los investigadores. Sin embargo, dado el pequeño tamaño de las muestras en los distintos grupos de expresión del ligando 1 de la apoptosis, los editorialistas indican que este “resultado debe considerarse con precaución”.
Los investigadores señalan que la mediana de la supervivencia sin progresión de 13 meses en TELMA se compara de modo favorable con la supervivencia sin progresión de 12,6 meses entre los pacientes con una expresión elevada del ligando 1 de la apoptosis en un ensayo anterior de atezolizumab más bevacizumab con un tratamiento de base de carboplatino y paclitaxel, pero sin la toxicidad de la quimioterapia.
No se identificó ninguna alerta de seguridad nueva. Los acontecimientos adversos más frecuentes con atezolizumab fueron cansancio y prurito, y ambos se produjeron en el 16 % de los pacientes. En el caso de bevacizumab, los acontecimientos más frecuentes fueron hipertensión arterial en una cuarta parte de los pacientes y proteinuria en el 10,5 % de los pacientes.
El artículo, escrito por M. Alexander Otto, se adaptó de su versión original, que apareció en Medscape.com, propiedad de Medscape Professional Network.
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