Cómo salvar a los migrantes en el mar: experiencia de médicos de los barcos de rescate
- Fabio Turone
- Noticias
Mientras el balance oficial de víctimas del naufragio frente a las costas de Steccato di Cutro se incrementaba con la incorporación de una mujer y una niña de tres años (víctimas número 71 y 72) en la noche del 6 al 7 de marzo el buque Life Support de la organización no gubernamental (ONG) Emergency rescataba a otros 105 migrantes a la deriva en aguas internacionales frente a Libia en una lancha neumática de 12 metros de eslora con el motor averiado que hacía aguas mientras las condiciones meteorológicas empeoraban rápidamente.
Las primeras lanchas semirrígidas (conocidas como "rhib" por sus siglas en inglés, rigid hull inflatable boat) salieron hacia las 4 de la madrugada y el traslado de los náufragos (59 hombres, 17 mujeres, una de ellas embarazada de siete meses, cuatro niños acompañados y 25 menores no acompañados) se completó tres horas después. Los migrantes habían zarpado a las 14:00 horas del 6 de marzo de Zwara (Libia) tras llegar allí procedentes de Nigeria, Costa de Marfil, Guinea Conakry, Gambia, Sudán, Camerún, Malí, Mauritania, Sierra Leona, Chad, Eritrea y Burkina Faso.
"El primer rhib en llegar a las inmediaciones del barco contaba una enfermera experta y un mediador cultural a bordo, para una primera evaluación de la situación", explica a Univadis Medscape Italia Paola Tagliabue, especialista en anestesia y reanimación del Policlínico de Milán, que ha participado en tres misiones con Emergency, en 2019 y 2020 con el barco de la asociación española Open Arms y más recientemente en la primera misión del barco Life Support, en diciembre del año pasado, que completó dos rescates.
"Es una fase muy crítica, en la que la tarea del mediador cultural consiste primero en explicar que no no forman parte de los guardacostas libios y evitar que la agitación de los migrantes ponga en peligro la estabilidad de esas embarcaciones improvisadas. El responsable de enfermería realiza un primer triaje para comprobar si hay personas en estado crítico, que, en caso afirmativo, tienen 'prioridad '. A continuación, los pasajeros son trasladados de 20 en 20 a la embarcación de salvamento, donde reciben inmediatamente una manta térmica y una pulsera numerada, y se someten a un segundo triaje rápido para identificar a las víctimas de las frecuentes quemaduras causadas por el contacto prolongado con la mezcla de combustible y agua de mar, que inmediatamente se duchan y reciben una muda de ropa. "Afortunadamente, la mayoría de las personas rescatadas no necesitan tratamiento de urgencia, y los trastornos importantes más frecuentes, junto con las quemaduras, son la hipotermia y el principio de ahogamiento", explica Tagliabue. En una misión con el barco Open Arms, tras ocho días de espera del permiso para entrar en puerto, a la vista de la costa algunos migrantes se lanzaron incluso al mar, sin saber siquiera nadar, corriendo el riesgo de ahogarse.
Protocolos y burocracia
Para cada situación Emergency ha elaborado un protocolo, que tiene en cuenta la disponibilidad de espacios. En el buque de soporte vital hay un puesto para la gestión inicial de la emergencia y otro para la atención médica básica, además de dos camillas para observación. El equipo está compuesto por un médico especializado en reanimación o medicina de urgencia, dos enfermeros y dos mediadores culturales que también actúan como traductores. En casos extremos, se solicita la evacuación, como ocurrió en la última misión con una mujer embarazada en estado avanzado con vómitos y deshidratación, que fue trasladada rápidamente a tierra.
Hace poco, a principios del pasado mes de diciembre, y tras el rescate de 90 personas, una mujer dio a luz en el barco Geo Barents de Médicos Sin Fronteras. La embarcación se encuentra actualmente detenido en el puerto de Ancona por orden de las autoridades italinas, tras haber rescatado a 48 personas en febrero. La Capitanía Marítima de Ancona ha ordenado su inmovilización administrativa durante 20 días y le ha impuesto una multa de 10.000 euros, en virtud del controvertido "decreto ONG" aprobado en enero por el gobierno de Meloni. A Médicos Sin Fronteras se le acusa de no haber facilitado el registro de datos de travesía (VDR, Voyage Data Recorder similar a la caja negra del avión), que según la ONG solo debe utilizarse en caso de accidente marítimo. Por este motivo ha recurrido la decisión, pero mientras tanto el barco está parado: "Tenemos previsto volver a navegar en los próximos días", ha declarado a Univadis Medscape Italia Riccardo De Bernardi, médico de urgencias y miembro del personal médico del barco, que también incluye un jefe de equipo médico, una enfermera, un psicólogo y un obstetra. "Se trata de atender a personas que han sido abandonadas a su suerte durante muchos meses, que junto a la sarna propia de las cárceles libias tienen otitis, micosis, infecciones de diversa índole o abdomen agudo, a menudo por estreñimiento". Junto a la gestión de los casos médicos, también nos ocupamos del estrés psicológico y de la certificación de la tortura y la violencia, incluida la sexual, que es muy frecuente en las cárceles libias y tiene un gran impacto en la salud mental".
Antes de embarcar, Tagliabue había pasado tres meses en Sierra Leona en 2015 creando el Centro de Tratamiento del Ébola de Emergency. Ahora tiene previsto volver a zarpar en una nueva misión antes del verano. "Cuidar de estas personas también significa respetar sus silencios", explica el reanimador milanés. "En la misión del pasado diciembre tuve el privilegio de escuchar muchas de sus historias, pero me resulta difícil describir la emoción que sentí al ver los ojos de las personas que llevábamos a salvo a bordo. Salvar vidas es lo correcto".
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
Desafortunadamente este artículo no esta disponible para usuarios no logados
Has alcanzdo el límite de artículos por usuario
Acceso gratuito Un servicio exclusivo para profesionales sanitarios