Cómo progresa el Apple Watch en el control de la salud
- Santiago Cervera
- Salud Digital
El reloj de Apple, que lleva comercializado desde septiembre del 2014, ha sido uno de los instrumentos tecnológicos que más éxito popular ha tenido. De hecho, se cree que la empresa californiana es la que más relojes de pulsera vende del mundo, por encima de cualquier marca suiza o japonesa, y a pesar de que no hay estadísticas específicas sobre este mercado.
Su éxito tiene tres componentes principales. El primero, que aporta cierto signo de distinción a sus usuarios, a los que presenta como entusiastas de la tecnología y la vida conectada. El segundo, que sirve para mantener una comunicación discreta con todo lo que llega al teléfono móvil, a través de su sistema de notificaciones. Pero, en tercer lugar, y por encima de lo anterior, es un aparato que puede ayudar a controlar variables relacionadas con la salud, e incluso incentivar la adopción de hábitos saludables.
En efecto, el reloj lleva una serie de sistemas y sensores que lo han ido decantando hacia el campo de la salud, lo que ha hecho que muchas personas vean en él un instrumento útil. Los primeros modelos ya incorporaron un sistema de registro de la frecuencia cardiaca, mediante técnica de fotopletismografía led, que suscitaba la posibilidad de controlar el ritmo del corazón en diversas circunstancias, basales o de esfuerzo. También integró sensores de movilidad que permitían cuantificar el ejercicio físico. Más tarde, se le incorporó un trazador de electrocardiograma y un sensor que ponderaba la oxigenación sanguínea. Y, finalmente, un sistema para estimar la temperatura del organismo. A través de diversas aplicaciones de software, es también capaz de detectar caídas, evaluar el ritmo del sueño, describir el ciclo menstrual, avisar de la toma de medicación, o incluso detectar accidentes traumáticos.
Salud cardiovascular.
Este nicho de utilidad del Apple Watch es algo que la empresa que lo comercializa quiere divulgar todo lo posible, conscientes de que es un atractivo poderoso para una gran parte de sus potenciales clientes. E incluso ya se plantea añadir nuevas funciones que pueden ser muy impactante en nuevas áreas relacionadas con la salud.
Es esta labor de promoción como instrumento de interés para la salud, Apple acaba de publicar el artículo en su blog (titulado “With Apple Watch, researchers explore new frontiers in heart health”) en el que se refiere a su programa de apoyo a la investigación clínica que se base en la utilización del reloj, y más concretamente en el área cardiovascular. A través de esta iniciativa, Apple proporciona a los investigadores relojes y sistemas de apoyo metodológico, con la idea de abrir nuevos caminos en la investigación de la salud, incluida la comprensión científica del corazón. Algunos de los ejemplos que recoge el informe son los siguientes.
Toxicidad por oncofármacos
Las profesoras Rachel Conyers y Claudia Toro son oncólogas pediátricas en Melbourne, e investigan las toxicidades relacionadas con las terapias contra el cáncer infantil en el Murdoch Children’s Research Institute. Tratan de analizar cómo el tratamiento antineoplásico puede afectar al ritmo cardiaco, y se han planteado una metodología nueva para conseguir datos. Es conocido que las toxicidades en el tratamiento del cáncer pueden provocar alteraciones del ritmo cardiaco, como el síndrome de QT prolongado, que puede ser potencialmente mortal. Por esta causa, los niños que reciben tratamiento contra el cáncer son examinados de forma rutinaria al menos una vez por semana con un electrocardiograma de 12 derivaciones. Sin embargo, los pacientes ambulatorios no cuentan con la posibilidad de disponer de esta monitorización tan frecuente. Por ello, en los próximos meses este equipo comenzará a investigar la utilidad de la aplicación de electrocardiograma del Apple Watch en 40 pacientes pediátricos. Se trata de que pueda hacerse un electrocardiograma dondequiera que estén, evaluar mejor el alcance de la toxicidad cardiaca, e identificar posibles oportunidades de intervención.
Salud laboral
California experimentó una serie de devastadores incendios forestales en los años 2020 y 2021. El Dr. Cheong, que investiga el impacto sobre la salud de los desastres ambientales y el cambio climático, pensó que existía una oportunidad para estudiar el impacto del humo en la salud cardiaca de los bomberos. Para ello también decidió usar el Apple Watch. Junto con las universidades de Texas y Stanford, ha diseñado un modelo de análisis que se basa en equipar a cerca de 200 bomberos con un Apple Watch, y evaluar el eventual impacto de la toxicidad por combustión en relación con el desempeño cardiaco y otras variables. El estudio prevé monitorizar la frecuencia y el ritmo cardiaco, el sueño, el oxígeno en la sangre, los datos de actividad y otras condiciones vitales. Los bomberos también emplearán un monitor de calidad del aire para establecer las correlaciones, y el análisis se completará con encuestas relacionadas con el sueño, la actividad y otro tipo de sintomatología.
Fibrilación auricular
Ya en Europa, y concretamente en la Universidad de Ámsterdam, el Dr. Sebastiaan Blok y sus colegas están explorando formas de detectar de manera precoz la fibrilación auricular, mediante un estudio aleatorizado que forma parte de una iniciativa más general llamada HartWacht, orientada a crear aplicaciones que sean financiadas por el sistema sanitario de aquel país. En los Países Bajos hay alrededor de 300.000 personas a las que se les ha diagnosticado fibrilación auricular, pero también otras 100.000 que la tienen pero que no lo saben. En este estudio se formarán dos grupos de participantes, uno de los cuales empleará el Apple Watch durante al menos 12 horas al día. Se les pedirá que realicen un electrocardiograma una vez cada tres semanas, o si detectan algún síntoma. Si el participante recibe una notificación de ritmo irregular, los investigadores se conectarán con él y le indicarán que debe hacer un electrocardiograma y compartir los resultados. Se espera obtener datos de la dimensión poblacional del problema de esta arritmia, y de eventuales sistemas para mejorar la detección precoz.
La búsqueda del glucómetro
Además de estos trabajos de tipo académico y científico, la agencia de noticias Bloomberg publicaba recientemente que Apple estaba avanzando mucho en la posibilidad de integrar un glucómetro en el dispositivo. Inventar un sistema que permita determinar el nivel de glucemia en sangre de manera no invasiva es uno de los mayores retos que tiene la tecnología de consumo, por las implicaciones que tendría en áreas como la obesidad, la diabetes o el deporte. Según esta información, Apple estaría desarrollando una tecnología llamada fotónica del silicio, junto a un sistema de medición basado en la espectroscopia de absorción óptica, mediante un láser que actuaría como sensor transcutáneo. Al parecer el sistema funciona, pero lo que se necesita es poderlo miniaturizar e integrar en el reloj. Se comenta en la noticia que detrás de este proyecto hay más personal que en del coche autónomo o a las gafas de realidad mixta, en los que también trabaja la empresa.
Y un caso de detección de una apendicitis
Otra noticia, en este caso divulgada por su propia protagonista, April Underwood a través de un hilo en Twitter, cuenta que un Apple Watch le notificó un ritmo cardiaco alto tras un viaje en avión a Cabo San Lucas, en la Baja California, México. Veinticuatro horas después, comenzó a sentir dolor abdominal y, cuarentaiocho después, fue sometida a una apendicectomía. La capacidad de detección del reloj de la anormalidad en la frecuencia cardiaca alertó a Underwood, y por eso se puso a buscar atención médica antes de que la situación se agravara aún más. Aunque no se puede afirmar con certeza que la alerta de ritmo anormal estuviera relacionada directamente con el dolor abdominal, la notificación hizo que esta persona se tomara sus síntomas más en serio y buscara ayuda ante la incertidumbre.
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