Aumenta la corrupción en los sistemas sanitarios europeos
- Daniela Ovadia
Más de 83.000 ciudadanos europeos de 28 países fueron preguntados acerca de la corrupción (incluida la que afecta a los sistemas sanitarios) en tres rondas diferentes de la encuesta del Eurobarómetro, realizada por la Comisión Europea. Un grupo de investigadores italianos afiliados al Imperial College de Londres ha evaluado el alcance del fenómeno en el sector sanitario y ha publicado los resultados en la revista Health Affairs.
"Consideramos como indicadores fiables de la corrupción en el sistema los llamados pagos informales, es decir, el paso directo de dinero del ciudadano al proveedor o al centro sanitario sin una justificación adecuada", explica Giulia Dallera, primera autora del estudio cuyos coautores son Raffaele Palladino y Filippo T. Filippidis.
Los resultados muestran un panorama desolador. En la Unión Europea (UE), la prevalencia de los conocidos como pagos informales por parte de los pacientes a los proveedores de asistencia sanitaria fue del 3,6 % en 2013, del 3,2 % en 2017 y del 3,8 % en 2019, aunque las cifras varían mucho a nivel de cada país.
En 2013, por ejemplo, oscilaron entre el 0,2 % de Finlandia y el 15,8 % de Lituania y, en 2019, entre el 0 % absoluto de Suecia y el 11,8 % de Austria.
La costumbre de ofrecer dinero “fuera de lo establecido” a los médicos u hospitales con el fin de obtener un acceso más rápido a la atención fue significativamente más común en los países de Europa Occidental en 2019 que en 2013. La diferencia entre los países del norte y los del este de Europa se mantuvo estable a lo largo del periodo de referencia, aunque en Rumanía y Lituania se redujeron los pagos informales en 2019 en comparación con 2013.
Percepción pública
"También hay un problema de percepción del fenómeno", explica Dallera. "El porcentaje de personas que perciben que existe corrupción en el sistema sanitario era del 33,6 % en 2013, del 31 % en 2017 y del 26,5 % en 2019. La mayor diferencia se observó entre los países del este y del norte a lo largo del periodo de estudio, aunque la mayoría de los países de Europa del Este mostraron niveles más bajos de percepción de la corrupción en 2019 que en 2013. Suecia fue el único país del norte de Europa que mostró mayores niveles de percepción de la corrupción en 2019 que seis años antes. Grecia es el Estado miembro de la UE con mayor percepción de corrupción (81,3 % en 2013, 81 % en 2017 y 80,6 % en 2019), mientras que Finlandia es el de menor percepción (3,9 % en 2013, 5 % en 2019)".
Los investigadores también ajustaron los datos en función de los factores sociodemográficos descubriendo que la prevalencia de los pagos sanitarios informales en la UE aumentó un 14 % en 2019 en comparación con 2013: la corrupción aumentó de forma estadísticamente significativa en Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Letonia y Luxemburgo, mientras que disminuyó en Alemania, Lituania, Rumanía y Eslovaquia.
Cuestión de inversión
"A continuación, intentamos comprender la relación entre la corrupción en los sistemas sanitarios y el porcentaje del PIB del país invertido en la sanidad pública", prosigue la experta. "No hay duda: en 2013 la prevalencia de pagos informales fue un 25 % menor por cada punto porcentual adicional del PIB invertido en el gasto sanitario público." Por otro lado, no existe una relación significativa entre los pagos informales y el PIB per cápita.
La parte del PIB que se invierte en sanidad también influye en la percepción de la corrupción: cada punto porcentual adicional invertido en gasto sanitario público se asocia a una disminución del 16 % en la percepción de la corrupción.
“En conclusión, nuestro estudio reveló que la corrupción en los sistemas de salud de la UE aumentó entre 2013 y 2019, mientras que la percepción de la corrupción disminuyó en general, aunque con una variación sustancial a nivel de cada país. Cuando se invierte más dinero público en la sanidad, también hay una menor prevalencia de pagos informales y percepciones de corrupción, aunque esta relación ha cambiado a lo largo del periodo de estudio. En 2019, los países con mayor gasto sanitario público observaron una mayor prevalencia de pagos informales pero una menor percepción de la corrupción en comparación con 2013."
Aunque el estudio no examinó las causas de estas tendencias, los autores afirman que es razonable suponer que una mayor inversión de dinero público mejora la disponibilidad de recursos y la calidad de la atención gratuita, haciendo innecesaria la corrupción. Otro factor importante, subrayado por los expertos, es la remuneración del personal sanitario: cuando es demasiado baja, aumenta la corrupción.
"Esto no significa que baste con poner más dinero en el sistema para acabar con los pagos informales", explica Dallera. "Ningún estudio anterior ha examinado la evolución de los pagos informales a lo largo del tiempo en diferentes niveles de gasto sanitario público. Los sistemas de salud de toda la UE han tomado medidas para solucionar las carencias, desde las crecientes presiones fiscales tras la crisis financiera de 2008, agravadas por el envejecimiento de la población hasta las nuevas inversiones en tecnología médica. Se puede argumentar que las medidas de austeridad adoptadas, incluidos los recortes en los presupuestos sanitarios o las restricciones en la cobertura sanitaria, han fomentado el uso de pagos informales, reduciendo así el acceso, la satisfacción de los ciudadanos y la transparencia de los sistemas sanitarios, y aumentando el riesgo de que se produzcan gastos excesivos en la asistencia sanitaria o retrasos en el tratamiento de los pacientes que no pueden pagarlos. En nuestra opinión, el aumento global de los pagos informales observado en nuestro estudio puede explicarse en parte por las medidas de austeridad generalizadas. Alemania fue una excepción porque optó por una política de estímulo financiero tras la crisis y suprimió el reparto de costes en las visitas ambulatorias en 2012".
Un debate aparte merece la reducción de la percepción de la corrupción. "La cobertura mediática y la crisis económica de 2008 también pueden haber influido en esta cifra. Sabemos que en tiempos de crisis la percepción de la corrupción aumenta, pero luego vuelve a bajar cuando la economía se estabiliza. Además, también cuenta la cobertura de los medios de comunicación, que generalmente se centran en los grandes escándalos y no en la corrupción cotidiana y de poca monta. Estas permanecen, pero están algo por debajo del umbral de la percepción pública y acaban formando parte de la normalidad.
Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.
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