ASCO 2023 - Médicos y pacientes, aliados contra el cáncer

  • Cristina Ferrario
  • Cobertura de Congreso
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'Colaborar con los pacientes: la piedra angular de la atención y la investigación oncológicas'. Este es el lema de la edición 2023 del congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO), que tendrá lugar en Chicago del 2 al 6 de junio.

"Los pacientes son nuestros socios más importantes en la vía asistencial y en la investigación", explicó Eric P. Winer, presidente de la ASCO 2022-2023, que apoyó firmemente este tema durante la conferencia de prensa inaugural. Winer recuerda cómo es necesario repensar la relación médico-paciente y su transformación a lo largo de los años para comprender mejor qué se puede hacer para mejorar las interacciones entre estos dos protagonistas de la asistencia.

La oncología mundial se reúne en Chicago

El congreso es una gran oportunidad para que los oncólogos de todo el mundo intercambien ideas científicas y establezcan redes de contactos y colaboración. Las cifras hablan por sí solas, ya que en la edición de 2022 se alcanzó la cifra de 42.350 participantes, de los cuales el 73 % fueron asistentes.

La edición de 2023 promete ser igual de enriquecedora con 6.900 resúmenes presentados de todo el mundo. De ellos, más de 2.900 se presentarán durante los cinco días del congreso, junto con más de 2.600 pósters para completar un programa científico que abarca todos los aspectos de la oncología. 

Junto al programa científico, ASCO 2023 ofrece un rico programa "educativo": más de 120 sesiones que, como ha explicado Shom Goel, responsable del Comité de Educación, "ofrecen una combinación de educación oncológica e investigación de vanguardia que convierte al congreso en una oportunidad única para mantenerse al día en este campo en rápida evolución".

"Este año hemos tenido un número récord de resúmenes de excelente calidad procedentes de expertos de primera línea", afirmó Winer. "También me entusiasma la atención prestada a las interacciones médico-paciente y a los nuevos enfoques para lograr la equidad en la asistencia sanitaria y el bienestar de los médicos", añadió.

No solo tratamientos

En el congreso de Chicago, la atención se centrará, obviamente, en la clínica y la investigación, pero el análisis del programa revela una visión más amplia de la salud de los enfermos de cáncer. Porque si las nuevas técnicas de diagnóstico, las terapias o las combinaciones de tratamientos pueden cambiar el desenlace de la enfermedad, no se pueden descuidar otros factores que contribuyen al resultado final del tratamiento. 

Por eso los programas científicos y educativos incluyen sesiones dedicadas, por ejemplo, a mejorar la inclusión de los pacientes en los ensayos clínicos, la comunicación con ellos y los llamados "determinantes sociales de la salud", desde la pobreza y la falta de acceso a los tratamientos, a las cuestiones de género, pasando por el bienestar general de la persona, ya sea médico, paciente o cuidador. 

No es casualidad que algunos de los estudios presentados en la primera rueda de prensa previa al congreso se centraran precisamente en estos "aspectos secundarios" de la oncología. 

El estudio presentado por Naveen Manisundaram, del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, mostraba, por ejemplo, cómo la ampliación de la cobertura de Medicaid (el programa sanitario estadounidense de apoyo a las personas con rentas más bajas) se tradujo en una reducción de la mortalidad y un mayor acceso a la quimioterapia para los cánceres gastrointestinales, con mayores beneficios para la población negra que para la blanca.[1] Un ejemplo numérico: la mortalidad por cáncer de páncreas en pacientes negros se redujo en dos años en casi 12 puntos porcentuales en los estados que ampliaron la cobertura, frente al 2,4 % en los estados sin ampliación. 

No cabe duda de que estos resultados están estrechamente relacionados con el sistema sanitario estadounidense, pero deberían dar pie a una reflexión más amplia sobre la importancia de las cuestiones financieras como determinantes de la salud. De hecho, incluso en países con cobertura sanitaria universal, la “toxicidad financiera” se deja sentir e influye en los resultados finales, hasta el punto de que ya en 2016 se demostró un aumento del 20 % en el riesgo de muerte relacionado con las dificultades económicas.[2]

Este contenido fue  publicado originalmente en Univadis Italia.