ASCO 2023 - El entrenamiento telefónico para perder peso muestra resultados prometedores en pacientes con cáncer de mama

  • Cristina Ferrario
  • Cobertura de Congreso
El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados. El acceso al contenido completo es sólo para profesionales sanitarios registrados.

Un programa de entrenamiento para la pérdida de peso llevado a cabo por vía telefónica dio lugar de forma eficaz a una pérdida de peso significativa entre las mujeres con cáncer de mama en estadio inicial, según los resultados del estudio Breast Cancer Weight Loss (BWEL) presentados por Jennifer A. Ligibel, Dana-Farber Cancer Institute, Estados Unidos, en la reunión anual 2023 de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology, ASCO).

Ligibel destacó la asociación entre la obesidad y los resultados negativos en el cáncer de mama en fase inicial, y subrayó la necesidad de determinar si la pérdida de peso tras el diagnóstico de esta neoplasia puede influir positivamente en la evolución de la enfermedad. El estudio observó beneficios en todos los subgrupos analizados, aunque se observaron variaciones en función de la etnia y el estado menopáusico. Los resultados subrayan la utilidad y la eficacia de utilizar intervenciones telefónicas como herramienta para lograr una pérdida de peso significativa en pacientes con cáncer de mama.

"Sabemos que la obesidad se asocia a resultados negativos en las fases iniciales del cáncer de mama, lo que aún no sabemos es si la pérdida de peso tras el diagnóstico de esta neoplasia puede influir positivamente en los resultados", afirma Ligibel.

En el estudio participaron más de 3.100 mujeres con cáncer de mama HR+/HER2- o triple negativo y un índice de masa corporal ≥27 kg/m2 (sobrepeso u obesidad). Las participantes fueron asignadas aleatoriamente a una intervención telefónica de dos años para perder peso, además de herramientas de educación sanitaria, o solo a educación sanitaria. 

"Se trata de una intervención basada en el estilo de vida", explicó Ligibel. "Desde luego, no podemos negar que hay intervenciones farmacológicas basadas en la supresión del apetito que permiten a la gente perder mucho peso. El hecho es que, por lo general, se recupera el peso perdido una vez que se interrumpe el tratamiento y, además, no hay datos sobre el impacto de la pérdida de peso mediante estos fármacos en los resultados del cáncer", añadió, afirmando que aún hay mucho margen para las intervenciones basadas en el estilo de vida en la pérdida de peso.

El análisis de los resultados mostró que la intervención telefónica es eficaz, de forma que a los seis meses, las mujeres del grupo de intervención lograron una pérdida de peso de 4,4 kg frente a un aumento de 0,2 kg en las mujeres del grupo de control. Este cambio positivo, correspondiente a una pérdida de peso corporal del 4,8 %, también se mantuvo a los 12 meses.

Además, la intervención fue eficaz en todos los análisis de subgrupos, pero con diferencias relacionadas con el origen étnico (menor pérdida de peso en la población negra e hispana que en la población no negra/no hispana) y el estado menopáusico (pérdida de peso en mujeres premenopáusicas). 

"La eficacia de la intervención telefónica para la pérdida de peso era uno de los criterios de valoración secundarios del estudio, y era fundamental alcanzarlo para proceder a evaluar el criterio de valoración principal de la supervivencia libre de enfermedad invasiva", afirma Ligibel. Ahora que sabemos que nuestra intervención funciona en todos los casos, podemos intentar comprender si la pérdida de peso tras el diagnóstico repercute en los resultados de la enfermedad". 

Perder peso: una tarea a veces angustiosa

Uno de los aspectos más interesantes de la intervención telefónica presentada en este estudio es que se realiza completamente a distancia, con lo que se superan varios obstáculos relacionados con las repetidas visitas en persona que a menudo hacen que estas intervenciones sean difíciles de mantener. 

"Cambiar los hábitos alimentarios de las personas es una de las cosas aparentemente más sencillas de hacer, pero más concretamente difícil de conseguir, en parte porque la alimentación no es solo consecuencia del estímulo del hambre, sino que también está ligada, por ejemplo, al estado de ánimo, a cuestiones logísticas y a la rutina", explica Mattia Garutti, oncólogo de la UOC de Oncología Médica y Prevención Oncológica del CRO de Aviano (Italia), quien a continuación añade: "En mi experiencia, me he dado cuenta de que enviar comentarios positivos y mantener contactos incluso por teléfono o correo electrónico a lo largo del proceso es una estrategia muy eficaz. Hay varias razones para ello: la persona no se siente sola en este camino, tiene una motivación constante y es más capaz de mantener el ritmo y no ceder a los viejos hábitos. Además, este contacto a lo largo del camino permite poner en marcha pequeños cambios en función de las necesidades del momento."

Todo esto suena muy bien sobre el papel, pero en la práctica diaria la falta de tiempo de que disponen los médicos y otros problemas de organización hacen que todavía con demasiada frecuencia estos planteamientos se basen únicamente en la buena voluntad del individuo. 

"Sin duda harían falta intervenciones estructuradas, pero también un gran esfuerzo educativo para médicos y pacientes y un cambio cultural. No olvidemos que la nutrición se ha convertido en una parte integral de la oncología desde hace poco tiempo, y faltan datos claros sobre el impacto de la pérdida de peso en los resultados oncológicos en contraste con, por ejemplo, los resultados cardiovasculares", continúa Garutti, subrayando que no es necesario que los oncólogos se conviertan en nutricionistas. "Bastaría con que fuera capaz de reconocer inmediatamente cuándo se necesita el apoyo de un especialista en nutrición. La atención a los aspectos nutricionales forma parte de ese cuidado de 360 grados de la persona y representa una gran oportunidad", concluye.

Este contenido fue publicado originalmente en Univadis Italia.