Adherencia a la dieta mediterránea y supervivencia tras un diagnóstico de cáncer de mama: ¿existe alguna relación?

  • Equipo editorial Univadis
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El cáncer de mama es la neoplasia más frecuentemente diagnosticada en todo el mundo. Estudios recientes han observado que la adherencia a la dieta mediterránea se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama. Ahora, una nueva investigación española ha intentado estudiar el papel de la adherencia a la dieta mediterránea en la supervivencia tras un diagnóstico de cáncer de mama.

Para el análisis se utilizó una muestra inicial de 318.686 mujeres de nueve países (Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Suecia y el Reino Unido) del estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition). Las participantes respondieron a una encuesta sobre hábitos dietéticos, estilo de vida y patologías previas, además se obtuvieron medidas antropométricas al inicio del estudio.

La adherencia a la dieta mediterránea se estimó mediante la dieta mediterránea relativa adaptada (arMED), una puntuación de 16 puntos que incluye ocho componentes clave de la dieta mediterránea y excluye el alcohol. El grado de adherencia se clasificó en bajo (puntuación 0-5), medio (puntuación 6-8) y alto (puntuación 9-16). 

Para definir los casos de cáncer de mama se utilizaron los códigos C50.0-50.9 de la Clasificación Internacional de Enfermedades Oncológicas (CIE-O-2). Se diagnosticaron un total de 13.270 cánceres de mama malignos primarios incidentes durante el seguimiento.

Tras un seguimiento medio de 8,6 años desde el diagnóstico, fallecieron 2.340 mujeres, 1.475 de ellas por cáncer de mama. Entre las supervivientes de cáncer de mama, la adherencia baja en comparación con la media se asoció con un riesgo un 13 % mayor de mortalidad por todas las causas (hazard ratio [HR] 1,13; IC del 95 %: 1,01-1,26). La adherencia alta en comparación con la media mostró una asociación no estadísticamente significativa (HR 0,94; IC del 95%: 0,84-1,05). Un aumento de 3 unidades en la puntuación arMED se asoció con una reducción del 8 % en el riesgo de mortalidad global. Este resultado se mantuvo cuando se restringió a las mujeres posmenopáusicas y fue mayor entre los casos de cáncer de mama metastásico.

Los autores concluyen señalando que: “El consumo de una dieta mediterránea antes del diagnóstico de cáncer de mama puede mejorar el pronóstico a largo plazo, especialmente después de la menopausia y en los casos de cáncer de mama metastásico. Se necesitan intervenciones dietéticas bien diseñadas para confirmar estos hallazgos y definir recomendaciones dietéticas específicas”.