¿Acabarán sustituyendo los auriculares inalámbricos a los audífonos para la pérdida auditiva?
- Santiago Appdemecum
- Salud Digital
El Congreso de Estados Unidos acaba de adoptar un paquete muy amplio de medidas para reducir la inflación, que básicamente tiene cuatro capítulos: reducir los costos de los bienes de consumo de las familias, favorecer aumentos salariales para los trabajadores, reducir el déficit público y cobrar más impuestos a las grandes corporaciones.
En el primero de ellos se encuentran una serie de medidas encaminadas a eliminar restricciones regulatorias que se cree que han elevado los precios de algunos productos. Hay un capítulo dedicado a los costes sanitarios, donde la medida más importante consiste en otorgar a Medicare, por primera vez, el poder para negociar la compra de ciertos medicamentos. Pero también hay una propuesta que tiene una dimensión tecnológica, y que se refiere a los audífonos para la pérdida auditiva.
Hasta en momento, en Estados Unidos era necesario disponer de una receta médica para poder acceder a un audífono. La mayoría de los dispositivos médicos que son autorizados por la FDA tienen este requerimiento, y de ahí que estos dispositivos para la corrección del déficit auditivo sólo estuvieran disponibles tras la indicación de determinados especialistas en salud auditiva de los que se encuentran en aquel país, como audiólogos u otorrinolaringólogos.
El hecho de que la sanidad norteamericana sea extremadamente onerosa, y que algunos planes de seguro no incluyeran este tipo de cobertura hacía que a los costes de adquisición de un audífono fueran muy elevados, y a los que había que añadir los de la realización de los exámenes profesionales correspondientes a su indicación y ajuste.
Hace ya unos meses, la FDA trabajó en la idea de crear una nueva categoría de audífonos destinados a solventar problemas leves o moderados de pérdida auditiva, que no necesitaran prescripción, y que supusieran una alternativa para que cualquier persona pudiera comprarlos directamente en las tiendas o a través de Internet, lugares donde los audífonos actuales no están disponibles. Correspondería al paciente ajustárselos y comprobar su funcionalidad.
La normativa que se acaba de aprobar acoge esa idea. Habrá una gama específica de audífonos disponibles en tiendas no especializadas, y que se podrán adquirir sin receta. Seguirán siendo audífonos que hayan pasado la inspección de la FDA, pero ya no requerirán de la intervención de un especialista para su prescripción y adaptación al paciente.
En efecto, la FDA mantendrá la garantía de que los aparatos de venta libre sean igualmente seguros y eficaces para personas con una pérdida de audición entre leve y moderada, y establecerá normas de etiquetado con la finalidad de ayudar a los consumidores a comprender qué son y qué utilidad tienen para determinados casos. Las etiquetas también incluirán algunas advertencias, como la de consultar con el médico de cabecera en determinados supuestos.
Este es un asunto que se cree que tendrá un impacto considerable, y de ahí que haya sido significado políticamente en las declaraciones del presidente y la vicepresidenta norteamericana al referirse a la nueva normativa. Un norteamericano pueden pagar más de 5.000 dólares por un audífono, entre el dispositivo en sí y el procedimiento de adaptación. Medicare, el sistema de seguro público, no paga los audífonos, solo las pruebas de diagnóstico.
Se calcula que cada familia norteamericana pueda llegar a ahorrar hasta 3.000 dólares en el caso de necesitar un audífono. La FDA estima que casi 30 millones de adultos podrían beneficiarse de esta medida, y conllevará además un aumento en las cifras globales de acceso a estos dispositivos. Algunos cálculos señalan que sólo un 20% de las personas con problemas auditivos los usan. El nuevo modelo de venta libre no se aplicará a los dispositivos para pérdidas auditivas más severas, que seguirán siendo solo accesibles mediante receta.

La posible aparición de nuevos dispositivos.
La creación de esta nueva categoría de audífonos sin receta se cree que va a suponer una mayor competencia, la aparición de nuevos fabricantes, y la puesta en el mercado de nuevos modelos.
Precisamente por ello hay quienes se han preguntado por la posibilidad de adaptar las tecnologías que hoy se encuentran en los auriculares inalámbricos de consumo (como los AirPods de Apple, los Pixel Buds de Google o los Galaxy Buds de Samsung) a una utilización específica para los pacientes con déficit auditivo. Lo que está fuera de toda duda es que este segmento del mercado de la electrónica ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años, y han nacido innovaciones tecnológicas relevantes como el sonido 3D, la cancelación de ruido, la modulación algorítmica o los sistemas de adaptación a la anatomía del oído.
Por eso se piensa que el nuevo panorama normativo podría hacer que algunas empresas tecnológicas ajenas de momento a este mercado puedan comenzar a proyectar sus productos, derivados de los auriculares de consumo, para que funcionen como audífono. Un mercado que muchas grandes empresas han estado observando durante años.
En 2018, Bose obtuvo la primera autorización de la FDA para un audífono "autoajustable", con la intención de que pudiera venderse directamente a los pacientes, pero en 2021 la compañía detuvo ese programa y cerró su división médica. Por su parte, Jabra inició la fabricación de una línea parecida a los audífonos, y sus auriculares inalámbricos Enhance Plus se comercializan como "mejoradores de la audición". Según algunos informes, Apple ha valorado la manera de entrar en el negocio de los audífonos, y de hecho los AirPods Pro ya tiene una función llamada "Conversation Boost" que facilita escuchar voces mediante su amplificación microfonal y algorítmica. Este avance permite escuchar más claramente el sonido de la persona que está justo en frente del oyente.
Y además de todo esto, los nuevos estándares técnicos de audio Bluetooth (el Bluetooth SIG) también van a incluir soporte para audífonos.
Algunos profesionales han expresado su preocupación por la existencia de estos audífonos de venta libre, y mantienen que una evaluación profesional sigue siendo necesaria para las personas con pérdida auditiva. Aunque no está claro qué compañías de auriculares podrían abrirse a este campo, lo que parece cierto es que la nueva normativa lo va a facilitar. Con estas nuevas reglas de juego, los audífonos constituyen un espacio tecnológico en el que los dispositivos de consumo podrían converger con los dispositivos médicos, parecido a lo que ha ocurrido en áreas como la medición de la frecuencia cardíaca o los niveles de oxígeno en la sangre, que ahora podemos controlar mediante un dispositivo fabricado por Apple, Google, Samsung o Xiaomi.
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